ENTREVISTA

Campagnoli: “No acuerdo con esa idea de que la ciudad es de derecha y es imposible construir una mayoría”

Ex legislador porteño, actual presidente de Nuevo Encuentro en la Ciudad y docente, José Cruz Campagnoli analiza la coyuntura política a nivel regional, nacional y local. “Todos los agraviados y agraviadas por las políticas de Macri tenemos que estructurarnos en una propuesta común”, plantea.



Afuera de la Legislatura porteña desde el 11 de diciembre último, José Cruz Campagnoli reparte su tiempo entre su rol de presidente de Nuevo Encuentro en la Ciudad, las clases que da y las que toma (dicta la materia Política Latinoamericana para la Integración en la carrera de Ciencias Políticas y cursa una maestría de Historia de las Políticas Económicas en Argentina), la búsqueda de una integración regional para lidiar con los gobiernos de derecha a nivel continental y la construcción de una propuesta porteña que sea alternativa a la continuidad de Horacio Rodríguez Larreta en 2019. En diálogo con Nueva Ciudad, analiza el mapa porteño y cuestiona “esa idea en la cual a veces caemos de que la ciudad es de derecha y es imposible construir una mayoría”.

“Me parece que una de las necesidades que tenemos nosotros desde las experiencias populares que ha habido en el siglo XXI en la región es asumir que no hay posibilidad de respuesta a los problemas particulares si no es de manera global. Y me parece que en esta coyuntura hubo gobiernos que dejaron experiencias de movimientos populares vigentes. Y que la única coyuntura similar a esta se dio hace casi 200 años, después de las independencias de España, cuando Bolívar planteó la convocatoria al Congreso de Panamá en 1826. Creo que en un mundo –por suerte- cada vez más multipolar, donde se rompe la hegemonía de Estados Unidos, se requiere una unidad de carácter continental que sea defensiva”, analiza el ex legislador. Y advierte que “es imposible en un mundo capitalista, donde todos se disputan los recursos naturales y la mano de obra, pensar en clave de cada uno de los países o ciudades. Hay que pensar en términos regionales. Además a Lula, a Correa, a Cristina, los persiguen los mismos sectores con la misma dinámica. Desde ese punto de vista es que estamos pensando nosotros la situación en Argentina”.

A nivel nacional, considera que se dio un “punto de inflexión” en torno a los debates por la reforma previsional, “donde se produjo en la sociedad un conflicto que reunió a un nuevo sujeto social. Y que se articuló entre la calle y el palacio una suerte de alquimia que permitió que Macri tenga un triunfo parlamentario pero una derrota política”. Al hablar de un nuevo sujeto social en las calles menciona también al movimiento feminista y advierte que “no se puede representar a ese nuevo sujeto exactamente con las mismas representaciones que antes”. Y concluye: “Mi opinión es que lo que hay que tratar de hacer es construir una nueva mayoría en la Argentina, donde nadie sobra y donde lo que tenga que unificar sea un programa, una suerte de recuperación de esos programas tan cuestionados, la idea programática siempre fue muy cuestionada. Una nueva mayoría y un nuevo programa. Una mayoría que tenga una mirada contraria a lo que Macri está haciendo, obviamente. O sea, todos los agraviados y agraviadas por las políticas de Macri tenemos que estructurarnos en una propuesta común. ¿Quién es el candidato o la candidata de eso? La verdad que hoy no lo sabemos”.

¿Esa construcción la ves factible o posible para 2019?
No sé si se podrá hacer ni si efectivamente vamos a ganar las elecciones, lo que creo es que hay que militar para tratar de que eso pase. Porque el sistema de derechos en Argentina se va a ver lastimado o lesionado seriamente con un nuevo triunfo de Macri, que es un triunfo donde él va a profundizar y radicalizar su programa político, económico y sobre todo cultural. Porque ellos vienen a hacer un cambio cultural en la Argentina. Hay que tratar de que los que nos juntamos para intentar frenar la reforma tanto en el palacio como en la calle podamos estructurar ese gran frente. Donde tiene que haber kirchneristas, peronistas no kirchneristas, socialistas, comunistas.

¿En Ciudad también considerás que se puede construir este tipo de unidad?
La Ciudad es un mundo aparte. Con una lógica y una dinámica y una realidad distintas. Y a veces nosotros tuvimos algunas dificultades de interpretación y a veces homologamos o asimilamos o igualamos la mirada desde la perspectiva nacional y construíamos una suerte de réplica o de reflejo de lo que pasaba nacionalmente. Y la Ciudad tiene coordenadas distintas, propias y que hay que interpretarlas. Y tenemos que tener una mirada nosotros sobre lo que está pasando más aguda. Obviamente con diálogo con la oposición nacional, pero que tenga sus particularidades más marcadas. Tengo la impresión de que en la Ciudad nosotros o inventamos o erramos. Si no inventamos, erramos en la perspectiva progresista, popular, democrática. Hay que repensar algunas lógicas de cómo nosotros nos paramos en la Ciudad. ¿Qué impresión tengo con la ciudad? Que hay que tratar de lograr una propuesta que logre convocar al 50% más uno. En la primera vuelta o en el ballotage. Los que pensamos igual ya estamos juntos. No hay que juntar a los iguales, hay que juntar a los que pensamos parecido.

¿A qué espacios apuntarías en términos de pensar parecido?
Siempre se piensa en clave de qué espacios o dirigentes. Creo que hay que tratar de pensar al revés: pensar que hoy hay sectores de la sociedad en la Ciudad que tendrían una disponibilidad a acompañar alguna propuesta que habría que estructurar, que se piense como alternativa al gobierno de Horacio Rodríguez Larreta. Obviamente desde el kirchnerismo y el espacio de Unidad Ciudadana, pero también sectores progresistas que por ahí votaron a Lousteau en el ballotage. ¿Quién lo votó? Mucha gente, yo entre otros. Por dos puntos no se ganó la ciudad. Ese espacio social, donde hay sectores que son kirchneristas, progresistas, de izquierda, independientes. Me parece que hay que tratar de conjugar a todos esos sectores para que se logre construir una propuesta común. No estoy de acuerdo con esa idea en la cual a veces caemos de que la ciudad es de derecha y es imposible construir una mayoría. Es una ciudad que responde con cierta sensibilidad social a ciertos ataques. El gobierno de Larreta se presenta agresivamente, por ejemplo en el caso de Maximiliano Gómez, el chico que vendía sándwiches de salame y queso. Un gobierno que decomisa a un pibe que vende sándwiches. Es un gobierno que presenta un tipo de hostilidad que es lógica dentro de su búsqueda. ¿Qué hay como respuesta? Que mucha gente se solidariza. Se indigna y se solidariza. Y hay una red de acompañamiento sobre Maximiliano. ¿Toda esa gente votó a UC y a la izquierda? No necesariamente. Me parece que hay niveles de sensibilidad y solidaridad que desbordan las fuerzas políticas que nosotros ubicaríamos como las que necesariamente responderían a eso. Esa sensibilidad, ¿cómo hacés para articularla en una propuesta común? Me parece que ese es el desafío: reconfigurarnos y tener la suficiente capacidad y audacia para poder establecer diálogos con esos sectores. ¿Qué propuesta hay que armar? La que tenga capacidad para conectar y organizar a ese conjunto de sensibilidades. La que no pueda hacer eso no es la adecuada.  

¿Cuáles creés que son las principales problemáticas en el ámbito porteño, desde el inicio de la gestión Larreta?
El eje de la insensibilidad me resulta el más atractivo para pensar algunas cosas. En la Villa 31 muchos de los pibes y pibas estudian en escuelas por fuera de la villa y el gobierno les proveía transporte escolar. Se los cortaron (a sexto y séptimo). ¿Qué hay ahí? El impacto presupuestario es casi cero. Ahí hay insensibilidad social. Se cierran institutos de formación docente. ¿Qué hay ahí? Una mirada tecnocrática que piensa que tiene que ser de una forma la formación, desoyendo a la comunidad educativa. Me parece que la unidad de medida es la poca preocupación por el otro. Hay un distanciamiento progresivo entre un gobierno cada vez más tecnocrático, más ensimismado, que ya lleva muchos años y empieza a pensar al otro como un número en una planilla de Exxel. Y eso lo ves en el tratamiento que le dan a un pibe que vende sándwiches o a un vendedor senegalés, y en la respuesta, en las contracaras. A un vendedor senegalés que está vendiendo bijouterie en la calle Avellaneda la Policía va y lo detiene. Y la gente responde solidariamente para que no lo lleven preso. Se han viralizado imágenes. Ahí hay una contracara. En materia de transporte, la hostilidad. La mayoría de los que vivimos en la ciudad alquilamos, y a su vez tenés cientos de miles de propiedades ociosas: vos podrías hacer algo sobre eso, tenemos un proyecto presentado para gravar las propiedades ociosas y volcarlas al sistema de alquiler, que haría más vivible la ciudad. Hay un problema estructural que no tiene una complejidad enorme. No es fácil de resolver, pero no es de una complejidad enorme. La Policía de la Ciudad –además del aspecto represivo, que se agudizó en los últimos años producto de un contexto nacional.

Supuestamente Larreta se iba a diferenciar de eso...
Ese es el dato central. Larreta intentó públicamente marcar una diferencia con el gobierno de Macri y su lógica más brutal, pero a poco de andar fue quedando claro que no sólo son parte de la misma fuerza y tienen intereses similares, sino que tuvo que desplegar en la Ciudad una policía que reprimió a los pibes en las escuelas, a las mujeres el 8M, en la primera marcha por Santiago Maldonado. Y que es una Policía que además tiene problemas de gestión, porque hubo una protesta de 250 metropolitanos que decían ‘queremos ser federales’. Querés una policía que te cuide y tenés una que te da miedo. Empiezan a verse problemas de gestión, de insensibilidad, en un gobierno que además tiene como propósito –junto con el de la PBA- de ser hoy el soporte y mañana el recambio del plan de la derecha en la Argentina. Un gobierno cada vez menos amigable con las necesidades de muchos porteños y porteñas de un sector social que hasta hace un tiempo veían un gobierno más amigable en algunas cosas. Hoy me parece que esa sensación empieza a diluirse. Creo que no hay que pensar a la Ciudad como un sucedáneo de lo que pasa en el país, pero sí me parece que a la inversa de eso el gobierno de Larreta cada vez más se va pareciendo al de Macri. Hay un programa unificador que tiene la derecha que requiere de todas sus herramientas para poder avanzar. Y Larreta es Macri. Vidal es Macri. Me parece que desmenuzás sus políticas públicas, sus comportamientos y encontrás muchas más similitudes que diferencias. 

¿Qué lugar creés que ocupa hoy Evolución en el escenario político porteño?
Creo que ese espacio fue absorbido por Cambiemos. Creo que en términos superestructurales tanto Lousteau como el sector radical de Evolución han sido absorbidos. Una parte ya integra Cambiemos: Ocaña, la CC. Otra parte está en vías de serlo. Los que no son parte de Vamos Juntos son nacionalmente parte de Cambiemos, como la UCR. Evolución terminó subsumido políticamente por el PRO y su gobierno. Lo que no quiere decir que los sectores sociales que habían visto con buenos ojos a Martín Lousteau hoy se vean seducidos por Macri o por Larreta. Creo que ahí hay un sector social que hoy no tiene representación. Creo que alguien o algo va a surgir. Que logre darle representación.

Entre quienes puedan surgir, ¿tenés en cuenta a Matías Lammens?
Lo leí en un reportaje que le hicieron la semana pasada. Me llamó la atención cómo lo atacó Clarín al otro día. A alguien habrá incomodado.

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