OPINIÓN

El papelón de la Expo (Des)Empleo Joven

La Expo Empleo Joven fue noticia esta semana, y no precisamente una noticia positiva. Las largas colas de miles de jóvenes que buscaban trabajo, y los magros resultados obtenidos recorrieron las tapas de la mayoría de los diarios.

Matias Barroetaveña
  La Expo Empleo Joven, evento organizado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en La Rural, fue noticia esta semana, y no precisamente una noticia positiva. Las largas colas de miles de jóvenes que buscaban trabajo, y los magros resultados obtenidos recorrieron las tapas de la mayoría de los diarios. Expo Empleo Joven visibilizó dos problemas graves de la gestión actual: la ausencia de una real política de empleo y la centralidad de la comunicación por sobre cualquier otra arista de la gestión.

Sobre este último punto mucho se ha escrito; sobre una comunicación oficial apabullante, con un enorme gasto en pauta publicitaria que informa sobre políticas públicas de escaso impacto (recordemos el caso “Alquilar se puede”). Lo ocurrido esta semana, sin embargo, puede considerarse como un hito pues visibilizó claramente el choque entre marketing y realidad. Se pudo ver como miles de jóvenes no encontraron lo que fueron a buscar: trabajo. En Argentina hay aproximadamente un millón de desempleados; de ese millón, 430 mil tienen entre 20 y 29 años. 260 mil viven en el área metropolitana de Buenos Aires. Ante esa gravedad, no hay margen para irresponsabilidades como las ocurridas esta semana.

Sin embargo la principal responsabilidad del fracaso de la Expo y de las escasas políticas de empleo se encuentra en otro lado: "Es la economía estupido", deberían decirse pare entender que una sociedad que tiene menos ingresos para sus trabajadores y jubilados consumirá menos en servicios y comercios que requerirán menos productos de las fábricas que a su vez despedirán o bajaran salarios. Si a esto le sumamos los enormes aumentos de impuestos y tarifas, conseguir empleo se vuelve una utopía.  El nulo impacto del plan empalme y la inexistencia de inversiones lo demuestran.

  Expo Empleo Joven visibilizó dos problemas graves de la gestión actual: la ausencia de una real política de empleo y la centralidad de la comunicación por sobre cualquier otra arista de la gestión.



Otro punto a resaltar: el evento fue organizado por la Ciudad y no por Nación (cuya política de empleo es, por lo menos, errática); y fue realizado en uno de los barrios más ricos de la Ciudad, en Palermo. En una Buenos Aires con una brecha socio económica enorme, en la que el desempleo del sur triplica el del norte; se organiza la Expo Empleo Joven sin pensar en la población a la cual está dirigida. Si en las comunas del Sur hay mayor porcentaje de jóvenes por habitante, y mayores problemas de empleabilidad, ¿por qué obligarlos a cruzar la Ciudad?, ¿qué racionalidad subyace? Se pensó más en las empresas asistentes que en los posibles trabajadores.

Esto último nos lleva a otro punto problemático de la Expo. En principio se proponía como una instancia que facilite el vínculo entre oferta y demanda; entre empleadores y futuros empleados. Esa, sin duda, es una de las claves de la problemática, las disímiles oportunidades que tienen los jóvenes para acceder al mercado de trabajo, diferencias hijas de desiguales orígenes socio económicos, brechas geográficas, inversión pública en educación, desarrollo locales, etc. El problema es que eso no se resuelve únicamente con stands, folletos y discursos new age. El camino para achicar la brecha de oportunidades es fortalecer la escuela pública, las oficinas de empleo municipales, los centros de formación profesional, la presencia de un Estado responsable. Estas oficinas son espacios de trabajo continuo donde se busque fortalecer la empleabilidad de los jóvenes (y no sólo de ellos) con apoyo a la terminalidad educativa, la formación profesional, el entrenamiento para el trabajo y la intermediación laboral. Un trabajo mucho menos vistoso que una expo en La Rural pero mucho más efectivo. Una política mucho más responsable. 

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