LA CAÍDA DE POTOCAR

El jefe

El primer jefe de la Policía de la Ciudad terminó preso en una causa por presunta corrupción, en la que se lo acusa de ser jefe de una asociación ilícita. Larreta y su facilidad para esquivar el golpe. Los opositores y los no tanto.

Werner Pertot
Hay que decirlo: en cualquier Ciudad sería un escándalo de proporciones. El alcalde crea una nueva policía. Designa al frente de esa nueva y brillante fuerza a un comisario, para lo cual decide saltearse algunos de los mecanismos de selección que le ofrecía la ley. Cuatro meses después, el jefe de Policía es suspendido, acusado de corrupción y detenido. Termina preso. Claramente, en cualquier parte del mundo sería un tema que concentraría la atención del periodismo. En cualquier Ciudad, excepto en Buenos Aires. El jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, debió enhebrar un discurso un tanto contradictorio para defenderse, pero claramente salió de una semana dura casi sin un rasguño. La oposición intentará utilizar las distintas herramientas de la Legislatura, pero como ocurrió con la tragedia de Costa Salguero, hay muchos legisladores supuestamente opositores dispuestos a acudir al auxilio del mandatario.

No es que el caso no haya tenido cobertura, hay que aclarar. La causa fue impulsada por el mediático fiscal José María Campagnoli, quien se paseó por los medios esta semana dando opiniones sobre la culpabilidad del jefe de la Policía. Repasemos los hechos: llega un anónimo a su fiscalía que describe un sistema de recaudación ilegal de la policía en Saavedra y Nuñez. La metodología, se supone, era cobrarle a todos por “protección”, desde los grandes negocios hasta a los cuidacoches debían tributar. Ese dinero, dicen los investigadores, luego ascendía por la pirámide de la Policía Federal. El fiscal Campagnoli allanó la comisaría 35 y encontró un cuaderno –que sería del comisario Norberto Villareal, prófugo- en donde se anotaba cuánto dinero iba a cada superior. Allí figura la sigla “DGC”, que sería la Dirección General de Comisarías, a cargo de Potocar. Además, dos subalternos lo involucraron a Potocar en el circuito de coimas e incluso señalaron que era de los superiores que ejercían presión para que creciera la recaudación. Como consecuencia de esta investigación, Potocar terminó preso. El primer jefe de la Policía de la Ciudad siguió así el mismo camino que el primer jefe de la Metropolitana: Jorge “Fino” Palacios debió dejar el cargo luego de mucha polémica, cuando fue procesado por el encubrimiento del atentado a la AMIA. Evidentemente, el macrismo tiene algo con los jefes de Policía que elige.

Se podría decir que la detención de un jefe de Policía era suficiente dinamita para generar un problema político a cualquier gobernante. Pero Larreta parece tomárselo con calma. Los medios que lo apañan lo escucharon decir dos cosas: 1) que Potocar es intachable y se hicieron todos los controles antes de designarlo, y 2) que apoya “a muerte” la investigación. ¿Cómo podrían ser estas dos cosas a la vez ciertas? A nadie se le ocurrió preguntárselo.

El primer jefe de la Policía de la Ciudad siguió así el mismo camino que el primer jefe de la Metropolitana: Jorge “Fino” Palacios debió dejar el cargo luego de mucha polémica, cuando fue procesado por el encubrimiento del atentado a la AMIA. Evidentemente, el macrismo tiene algo con los jefes de Policía que elige.



Hay una que, desde ya, no lo es: no se hicieron todos los controles posibles para designar a Potocar. Cuando se votó la ley que creó la Policía de la Ciudad, se dispuso en su artículo 77 que “el Jefe de Gobierno debe publicar el nombre y antecedentes del candidato para Jefe de la Policía de la Ciudad en el Boletín Oficial de la Ciudad y en el sitio de internet oficial del Gobierno de la Ciudad durante diez (10) días hábiles. Los habitantes de la Ciudad y las organizaciones de la sociedad civil pueden presentar observaciones fundadas a la candidatura”. ¿Se cumplió con este requisito? No. ¿Por qué? Porque el macrismo negoció incluir una cláusula transitoria que permitía saltearse este proceso la primera vez. La ley también les permitía poner al frente a un civil. La decisión del macrismo fue darle su lugar a un comisario de la vieja Federal. Los resultados están a la vista y dan cuenta de que la Policía de la Ciudad sigue reproduciendo las metodologías de la Federal. Es algo que advertimos aquí que podía ocurrir si las autoridades civiles cedían ante esa fuerza y permitían que la nueva policía fuera solo una fachada para la vieja.

La ley también creaba una comisión de Seguimiento de la Policía, que recién se acordaron de conformar esta semana, después del escándalo. La sesión en la Legislatura también nos da una muestra de por qué la detención en un caso de corrupción del jefe de la Policía porteña no pone en crisis el Gobierno de Larreta. La gran mayoría de los bloques opositores respaldaron un proyecto para citar al Ministro de Seguridad, Martín Ocampo, a que de explicaciones sobre lo ocurrido. Suena a lo mínimo que podría pasar cuando detienen al jefe de la Policía. Pero desde la administración de Larreta advirtieron que no concurriría. El Gobierno de la transparencia no da explicaciones ante otro poder del Estado. En el recinto, el legislador Gabriel Fuks puso en consideración el proyecto: perdió por 27 votos opositores contra 28 del PRO. No obstante, en la Legislatura hay 60 legisladores. ¿Qué pasó con el resto de los opositores? ¿Qué ocurrió, por ejemplo, con los de Graciela Ocaña, que está por presentar un libro titulado Contra la corrupción, pero no parece demostrar mucho interés por este caso de corrupción? ¿Y la Coalición Cívica, de Elisa Carrió, que hizo de la lucha contra la corrupción una bandera? ¿Tampoco le interesa ahondar en el tema?

Está claro que el ministro Ocampo podrá seguir eludiendo las preguntas de los legisladores (no así los videos que lo muestran siendo increpado por Policías de la Ciudad), aunque ahora se convocó a una sesión especial para discutir su citación. Una novedad política que dejó también esa sesión es que el bloque de Martín Lousteau se sumó a las posiciones más duras, con un planteo de los legisladores Natalia Fidel y Hernán Rossi. Ambos pidieron que el Gobierno explique cómo se revisaron los antecedentes de Potocar y con qué criterios se lo designó. No suena descabellado que detallen eso, dado el contexto actual. También, desde el Frente Renovador, Javier Gentilini preguntó qué dato tenían que los llevó a suspender al jefe de la Policía pocos días antes de que cayera detenido. Todas preguntas interesantes, que muestran realienamientos opositores, y que de momento quedarán sin respuesta.

COMENTARIOS