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Hope

Hoy tengo un poco más de esperanzas en la humanidad que ayer. Y eso no sucede muy seguido. Con @Fatinoriega decidimos contar que vamos a ser padres.

Mariano Heller
Vuelvo a escribir después de algunas semanas pero ésta será una columna distinta. Habitualmente les cuento sobre qué tema pensaba escribir y que terminé dejando de lado por un motivo y otro. En este caso, casi arranco con el 24 de marzo y sus implicancias, el helicóptero presidencial y sus usos y el #tetazo. Finalmente me decidí por otra cosa. Leerán ustedes entonces, a un Mariano Heller extrañamente optimista. No digan que no les avisé.

Le puse "Hope" de título, un poco porque suena más canchero que Esperanza y otro poco porque extraño a Barack Obama luego de la preocupante llegada de Trump a la Casa Blanca. Lo cierto es que hoy tengo un poco más de esperanzas en la humanidad que ayer. Y eso no sucede muy seguido.

Ayer con @Fatinoriega decidimos contar que vamos a ser padres. Siempre me resultó divertido transmitir algunas cosas de nuestra vida por redes sociales, especialmente Twitter, entonces lo contamos por ahí. Nos costó bastante quedar embarazados y luego de un camino arduo pudimos, así que las ganas de compartirlo eran enormes.

Hoy tengo un poco más de esperanzas en la humanidad que ayer. Y eso no sucede muy seguido. Con @Fatinoriega decidimos contar que vamos a ser padres.



Muchos de ustedes dirán, no sin algo de razón, que es una pavada compartir esto con un montón de gente a la que no conozco. Puede ser. Pero aún no salgo de mi asombro con la respuesta de mucha gente luego de contarlo. No sé cuántos comentaron algo, varios cientos seguro, pero el afecto que recibimos con Fati después de contarlo fue extraordinario e inesperado. Gente contándonos que se emocionó, que estaba feliz, que era la mejor noticia que podía recibir. Gente a la que, en la mayoría de los casos, no vamos a ver personalmente jamás en nuestras vidas. Les juro que fue muy emocionante.



Varios lo expresaron al ver las respuestas a la noticia, hay esperanzas. Y alguno remarcó también que no hay o no debe haber grietas para el afecto. Nos saludaba gente de todas las edades, pensamientos políticos, religiones. Gente con la que discutimos habitualmente pero que al menos un rato tiene ganas de sumarse y compartir con alegría una linda noticia.

Les decía antes que llegar al embarazo no fue fácil. Con varios tratamientos de por medio y a punto de iniciar el proceso de fertilización in vitro, finalmente se dio naturalmente. ¡Ya teníamos los medicamentos en la heladera! Pero el proceso es duro, frustrante, un tobogán emocional complicado en el que uno se embarca lleno de miedos y dudas. Me quiero tomar entonces la licencia de agradecerle a María Inés Viglierchio, nuestra médica, que nos acompañó en este camino y cuya dulzura, contención y profesionalismo nos hicieron sentir la mayor tranquilidad durante el tiempo en el que la cosa no salía. Aunque fue natural siento que sin ella no podría haber pasado.

Al principio decís "ya va a venir, es cuestión de tiempo, no es grave". Pero a medida que van pasando los meses y con cada test negativo empezás a pensar que algo necesariamente anda mal. Y que quizás no pase nunca. Y te van entregando estudios y todos dan bien. Y hasta llegás a “desear” que en alguno encuentren algo y nos puedan dar una solución.
 
Los procedimientos en sí son complicados también. Miles de análisis, inyecciones (obvio no para mí porque a mi me hubieran internado en la primera), que te presionen con días y horarios. Las esperas. Eternas. Cada día estás esperando algo. Y la peor parte: las frustraciones.

Llegar al embarazo no fue fácil. Con varios tratamientos de por medio y a punto de iniciar el proceso de fertilización in vitro, finalmente se dio naturalmente. ¡Ya teníamos los medicamentos en la heladera!



Lo mágico fue que cuando teníamos todas las fechas en la cabeza para la in vitro, los turnos sacados, los trámites correspondientes y las inyecciones en la heladera, se ve que nos relajamos. Y mágicamente un día estoy de viaje y me llega una videollamada a las cuatro de la madrugada. “El test dio positivo. Estoy embarazada”. Inexplicable la felicidad. Indescriptible.

Lagrimeo un poco mientras escribo. Le echo la culpa a que, cumpliendo una promesa, dejé de fumar hace cuatro días y estoy algo ansioso y a punto de fumarme mi propio dedo.

Esto ya parece una carta abierta del Indio Solari, pero déjenme ser. Quiero agradecerle también a @Fatinoriega por hacerme tan feliz. No sabía que era posible. Y a Valentina, mi pequeña saltamontes, por pedir tener un hermano/a y ponerse tan contenta por la noticia.

Amo la idea de ser papá de nuevo. Aunque me da un cagazo satánico, pero dejaré esos miedos para otra columna. Ahora pienso seguir disfrutando del embarazo que por suerte no trae sobre mí el tsunami hormonal que solo se morfa Fati.

En fin, hoy estoy esperanzado. Mañana seguramente se me pasará, pero quería compartirlo con ustedes, que en su mayoría no me conocen, pero que así y todo han tenido en muchos casos la bellísima actitud de alegrarse por nosotros. Gracias de nuevo.

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