ABORTO

Controversia, el regreso

La ilegalidad evidentemente no ha sido un freno y la mujer que toma la decisión de abortar lo hace sin que le importe que sea ilegal. Por ende, si va a suceder de todos modos, que se dé en una situación que no la ponga en riesgo cierto de muerte.

Mariano Heller
Cansado de escribir sobre temas light (?), esta semana regreso a la controversia. Y como no me gustan las medias tintas, voy a hablar del aborto o cómo prefiero llamarlo, la interrupción voluntaria del embarazo. 

Antes de empezar de lleno con el tema van algunas aclaraciones. Ya la palabra aborto es absolutamente horrible, el tema es espantoso, controversial. Despierta y desata pasiones. Se que es un tema sensible para muchos y no es la idea de estas líneas intentar sembrar una verdad revelada sobre la cuestión. Sólo daré mi opinión. Lo haré tratando de apelar mucho más al sentido común que a referencias jurídicas o de bioética, aunque a veces serán inevitables. Pero que quede claro, ésta es una columna de opinión y no intenta ser un paper académico ni nada parecido. Lejos estoy de tener todas las respuestas.

Lo primero que quisiera aclarar es algo sumamente obvio pero que a veces el fragor de los debates deja de lado. Nadie, absolutamente nadie está a favor del aborto. Ninguna mujer que se lo practique es fanática de deshacerse de embriones o fetos. Nadie lo hace por gusto salvo que esté completamente enfermo de la cabeza. En todo caso cuando se habla de que alguien está a favor del aborto se trata de alguien que está a favor de despenalizar la práctica.

"La ilegalidad evidentemente no ha sido un freno y la mujer que toma la decisión de abortar lo hace sin que le importe que sea ilegal. Por ende, si va a suceder de todos modos, que se dé en una situación que no la ponga en riesgo cierto de muerte".



Dicho esto, quisiera expresar algo sumamente importante para mí a la hora de encarar cualquier discusión que tenga que ver con políticas públicas. Así como creo que el Estado debe estar lo más alejado posible de la religión, algo lamentablemente imposible en Argentina, pienso que este tipo de discusiones también deben mantenerse exentas de consideraciones religiosas. De todos modos se que es prácticamente imposible, pero lo estimo indispensable para poder discutir el tema. Ya tenemos antecedentes al respecto con la ley de divorcio o el matrimonio igualitario, por ejemplo, en los que se ha metido la religión de lleno. Por suerte en esos casos “ganó” siempre la postura que a mi entender es la correcta.

En cuanto a lo terminológico quisiera también hacer alguna aclaración. Considero que no es lo mismo "persona" que "persona por nacer" así que aunque haya vida desde la concepción, aquel argumento del homicidio se desmorona desde esta lógica. Y agrego algo más al respecto, hoy nuestro Código Penal ya admite dos posibles causales, peligro de la vida de la madre o violación (el código agrega de mujer idiota o demente pero nuestra corte interpreta que se extiende a todos los casos de violación). En este sentido los que quieren dejar las cosas como están avalan, salvo que propongan la prohibición absoluta, que en esos casos se cometa el alegado homicidio.

Pero el argumento central es, a mi entender, uno completamente distinto y es el de salvar vidas. No hay estadística, aunque solemos estar flojos de papeles en ese rubro, que no indique un número atroz de muertes de mujeres por la realización de abortos clandestinos. Y hablamos en general de mujeres en situación vulnerable porque sabemos que los riesgos disminuyen sustancialmente si la situación económica es mejor. Y se agrega a esto un argumento más, la ilegalidad evidentemente no ha sido un freno y la mujer que toma la decisión de abortar lo hace sin que le importe que sea ilegal. Por ende, si va a suceder de todos modos, que se dé en una situación que al menos no la ponga en riesgo cierto de muerte.

El debate sobre este tema entrega también situaciones interesantes y paradójicas. En este sentido la realidad de Estados Unidos es peculiar. Desde el fallo de la Corte Suprema Roe v. Wade (1973), el debate sobre la interrupción voluntaria del embarazo ocupa un lugar preponderante en la política norteamericana. Habituados a agregar marketing a todos los temas, titularon a los representantes de cada “bando” con atractivos nombres. Tenemos entonces a los pro choice (a favor de la libre elección de la mujer) y a los pro life (a favor de la vida). Paradójicamente estos últimos suelen estar masivamente a favor de la pena de muerte. Raro. 

"Legalizar es simplemente salvar más vidas que las que se salvan con la situación actual. No me parece un dato menor".



Por último quiero agregar un elemento más a este debate. En general los que están de acuerdo con la idea de legalizar definen el tema como un derecho exclusivo de la mujer. No estoy para nada de acuerdo. Aceptaría esa postura para casos en los que el padre no esté presente por uno u otro motivo, pero estando presente creo que es un derecho de ambos padres y la decisión debe tomarse de común acuerdo. Tengo claro que esto genera situaciones casi imposibles de resolver. Obviamente si el padre quiere continuar con el embarazo y la madre no, se configura una situación sumamente compleja. Está claro que no vamos a encerrar a la mujer obligándola a parir y no tengo una respuesta ni una solución. Sólo aclaro que, aunque la persona por nacer yace lógicamente en el vientre de la madre, las decisiones deben tomarse en conjunto siempre que ello sea posible. No olvidemos que en el instante en que el bebé nace la responsabilidad es automáticamente de ambos.

Este es uno de aquellos temas en los que nunca convencés a nadie. Reconozco que tampoco es la idea. Pero creo que es imperioso que la interrupción voluntaria del embarazo se legalice. Detesto los extremos y los fundamentalismos, son un cáncer. Tener esta posición no implica que quiero aborto libre gratuito y obligatorio en los Hospitales públicos, pero no se puede tapar el Sol con las manos y legalizar es simplemente salvar más vidas que las que se salvan con la situación actual. No me parece un dato menor.

COMENTARIOS