TRANSPARENCIA

Un dejo de esperanza

Las iniciativas de Gobierno Abierto vienen siendo impulsadas con fuerza. Producir y publicar información desde el Estado genera la capacidad para atacar los problemas con mucha mayor eficiencia pero también acerca el Gobierno al soberano.

Mariano Heller
Quienes me conocen o me leen de vez de cuando, saben que tengo una compleja relación con la esperanza y el optimismo. Por diversos motivos carezco prácticamente de ambos. Para ser optimista o para esperanzarse con algo hay que tener elementos o razones para hacerlo, ambos escasos en la vida pública argentina.

Se terminó el saqueo Kirchnerista pero no creo que hayamos cambiado el rumbo lo suficiente como para ser en general optimistas. Ya lo he dicho varias veces, no esperaba la perfección en Cambiemos, pero sí algunos signos más profundos de querer modificar de verdad el escenario político nacional. 

Pero en el medio de este escenario poco alentador hay señales que me devuelven un poquito la esperanza. No es que me brota de los poros, pero se asoma. Y esto pasa tan poco que vale la pena contarlo.

"La transparencia activa y la apertura de los gobiernos a los ciudadanos es un paso fundamental para mejorar la calidad democrática".

 

Estuve en la presentación del Portal de Datos Abiertos del Municipio de Pilar. Lo presentaron el intendente Nicolás Ducoté, Lilita Carrió y Rudi Borman, subsecretario de innovación y algunas cosas más de la Nación. Pilar es pionero en esta iniciativa pero se ve una especie de efecto contagio en distintos distritos que resulta alentadora. Me fui realmente contento.

Las iniciativas de Gobierno Abierto vienen siendo impulsadas con mucha fuerza desde el ejecutivo nacional, y así como suelo ser muy crítico del mismo, en este caso debo aplaudir con ahínco a quienes las llevan adelante.

La transparencia activa y la apertura de los gobiernos a los ciudadanos es un paso fundamental para mejorar la calidad democrática. Producir y publicar información desde el Estado genera, en primera instancia, la capacidad para atacar los problemas con mucha mayor eficiencia pero también acerca el Gobierno al soberano. Le permite a la gente conocer mucho más sobre quiénes y cómo gobiernan. Después de tanta oscuridad no me parece que sean datos menores.

Creo, sin dudas, que hay que aprovechar este ola de transparencia a la que algunos se están subiendo. Y pienso que hay que hacerlo no sólo porque queda bien como creen algunos sino porque es lo correcto. Argentina ha participado del Open Government Partnership (Acuerdo Mundial de Gobierno Abierto) desde su creación en 2011 y recién ahora vemos un impulso real en el desarrollo de Gobierno Abierto en el país, más allá de algunas propuestas aisladas o los buenos intentos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y otros pocos municipios como Bahía Blanca.

En esta misma línea, me parece fundamental apoyar este tipo de iniciativas. Pero creo, incluso, que se debe dar una vuelta más de tuerca al tema e ir girando desde el concepto de Gobierno Abierto (más emparentado con los poderes ejecutivos) a uno de Estado Abierto que contemple la participación activa de los poderes legislativos y judiciales y de órganos extrapoder en estas cruzadas por la transparencia. 

"Es importante acercar estas iniciativas al ciudadano común. De poco servirá tener portales de datos abiertos o Gobierno abierto que sean Ferraris maravillosas si no podemos generar real interés en el ciudadano".



Merecen un párrafo aparte las organizaciones que impulsan estos temas desde hace años. Toda la vida fui bastante crítico del tercer sector. Veía a las organizaciones no gubernamentales ocupadas de estos temas como simplemente comentaristas que no solían ponerse al hombro las peleas en las que a veces hay que embarrarse los pies. Confieso que estaba equivocado y veo con satisfacción el paso de muchos cuadros que trabajaron estos temas desde la sociedad civil hacia puestos de decisión política y haciendo enormes esfuerzos, a veces remando en dulce de leche para implementarlos.

Y no sólo es la sociedad civil la que acompaña e impulsar estos cambios. Trabajos como el que hace la gente de La Nación Data merecen ser destacados como una contribución sumamente valiosa.

Son muchos y grandes los desafíos en este sentido pero creo que hay dos fundamentales. Primero seguir intentando generar un efecto “bola de nieve” en el que se vayan sumando cada vez más organismos estatales venciendo años de extrema oscuridad en el manejo de la cosa pública. Segundo, acercar estas iniciativas al ciudadano común. De poco servirá tener portales de datos abiertos o Gobierno abierto que sean Ferraris maravillosas si no podemos generar real interés en el ciudadano. Ese interés hoy es prácticamente marginal y la posibilidad de incentivarlo hace, sin dudas, a la construcción de más y mejor ciudadanía. Mientras tanto los “clientes” seguirán siendo sólo organizaciones del tercer sector, medios de comunicación, investigadores y no mucho más.

Todo esto hace que, casi en forma milagrosa, me anime a ver algo de luz al final del túnel. Reconozco, de todos modos, que la coyuntura hace que muchas veces se desvanezca esta esperanza pero es lindo tenerla de vez en cuando pensando en la posibilidad de que alguna vez ganen los buenos.

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