TRANSPORTE

Buscan que el colectivo, el tren y el subte puedan pagarse con tarjetas de débito, de crédito y hasta con QR

El plan se desarrollará en paralelo para sumar nuevas opciones para pagar. Incluirá a todas las tarjetas, bancarias o de fintech, y se mantendrán todos los beneficios, como la tarifa social. La inversión será privada.



Mientras los usuarios del transporte público lidian con las dificultades para usar la tarjeta SUBE, el Gobierno nacional tiene en carpeta un plan para que los boletos de colectivo, tren y subte puedan pagarse con cualquier medio de pago electrónico como tarjetas de débito o crédito y billeteras virtuales. La idea no supone una eliminación del sistema SUBE sino la incorporación de todas las formas electrónicas de pago, las mismas que se usan para hacer pagos en comercios.
 
“El objetivo del Gobierno es avanzar con la interoperabilidad de los medios electrónicos de pago para el transporte público, lo que incluye tarjetas de débito, de crédito, pagos QR y tarjetas virtuales”, explicó a Infobae Fernando Blanco Muiño, subsecretario de Defensa del Consumidor.
 
Con ese fin, en las últimas semanas Blanco Muiño mantuvo numerosas reuniones con cámaras de bancos, fintech, administradoras de tarjetas y empresas de medios de pago para empezar a transmitir el plan. También lo hizo con otras áreas oficiales que participarán del plan, como la Secretaría de Transporte, la de Simplificación del Estado y el Banco Central.
 
Si bien todavía hay muchos interrogantes en lo tecnológico, la intención del Gobierno consiste en que el usuario de transporte pueda elegir entre todas las opciones de pago disponibles, con el mismo sistema contactless de la SUBE. Por eso el sistema deberá recibir todas las tarjetas y billeteras, sin importar su marca, su banco o su modalidad (emitidas por un banco o por una fintech), además de los pagos QR generados a través de billeteras virtuales.
 
Otra definición que brindó Blanco Muiño es que el nuevo sistema se implementará en paralelo a la tarjeta SUBE, que seguirá en funcionamiento. Los nuevos lectores que se instalarán en cada colectivo o en cada estación seguirán recibiendo pagos con la tarjeta SUBE.
 
“El plan se ajusta a lo que viene diciendo el presidente Milei: no hay plata. Por eso, la inversión tecnológica la tendrán que hacer las empresas. Y si se acuerda una comisión razonable, puede ser un gran negocio para todas las empresas, un win-win”, apuntó Blanco Muiño.
 
El funcionario destacó que para el usuario no perderá ningún beneficio en razón del medio de pago que elige cada vez que toma un colectivo, tren o subte. “La gente va a tener muchas más opciones para pagar su boleto. Podrá escoger entre usar la tarjeta SUBE o cualquier otro medio de pago. Y todos los beneficios van a mantenerse, como la tarifa social o los descuentos para los que hagan más de un viaje en un tiempo corto o una determinada cantidad de viajes en el mes”, explicó.
 
En los próximos 60 días, se pondrán en marcha dos pruebas piloto para empezar a testear las necesidades de las empresas de transporte. Una de ellas se realizará a través de SBASE, la empresa de subterráneos del Gobierno porteño; otra, en colectivos de la ciudad de Mendoza. Al mismo tiempo, desde las empresas del sector aseguran que están esperando la llegada de distintos prototipos de lectores de tarjetas para poner a disposición del Gobierno.
 
Una vez cumplido ese paso y con mayores certezas sobre la resolución tecnológica, se iniciará el proceso para determinar quién prestará el servicio. “Estimamos que para junio puede haber un llamado a licitación. Puede estar a cargo de un solo proveedor o de una UTE (unión transitoria de empresas). Lo importante es que el servicio incluya a todos los medios de pago del mercado y que el consumidor no quede atado a una sola forma de pagar”, señaló Blanco Muiño.
 
Algunas empresas de medios de pago contradicen la postura oficial y aseguran que en lugar de que exista un único proveedor de aceptación de pagos, sería más eficiente homologar a varias empresas para que presten el servicio a las distintas compañías de transporte. Resaltan que se trata de un universo demasiado extenso para ser manejado por una única empresa, y que varias empresas que compitan entre sí podrían hacerlo en forma más sencilla e incluso reducir los costos. También hay un punto a resolver en cuanto a si el lector de tarjetas elegido requiere o no conexión a Internet.
 
El plan del Gobierno tiene un correlato en el sector privado, que por distintas vías viene pidiendo desde hace rato “abrir” el sistema SUBE. Los bancos de capital local, reunidos en ADEBA, había publicado un documento en junio del año pasado en el que pedían abiertamente al gobierno de entonces “la universalización de los medios de pago del transporte público”, considerando que existen 91 millones de plásticos emitidos entre los bancos y las fintech.
 
Ese objetivo de inclusión financiera se combinó con las crecientes dificultades de la tarjeta SUBE. A la falta de plásticos y las complicaciones para cargar y, luego, validar la carga, se sumaron las multitudinarias filas de las últimas semanas para registrar cada tarjeta a nombre del usuario, ante la amenaza de perder el subsidio en el boleto.
 
El plan de abonar el transporte con cualquier medio de pago viene a aliviar la crisis de la tarjeta SUBE, que se lanzó en 2009. Y que en ese entonces llegó para solucionar otra crisis: la falta de monedas, que también generaba la imagen de largas filas en las estaciones, en ese momento para recibirlas a cambio de un billete.
 
Cabe destacar que en el país ya existen antecedentes para pagar el boleto del colectivo directamente desde una cuenta bancaria sin el paso intermedio de cargarle dinero a otra tarjeta. Es el caso del Banco Macro en la ciudad de Salta, que a través de una app gratuita incorporó un sistema de pagos por QR que no necesitan conexión de Internet ni a través de wi-fi ni de datos móviles para poder pagar. También el Bancor, en la capital cordobesa, implementó un sistema para pagar el boleto con tarjeta de débito. El año pasado, el Banco Nación había lanzado una prueba piloto en Paraná con el mismo objetivo.


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