COMUNA 13

Se inauguró Arbórea Magna en el Parque de la Innovación

Esta obra de arte puede ser un nuevo ícono de la Ciudad de Buenos Aires, está ubicada en el Parque de la Innovación, en el predio que pertenecía al Tiro Federal en el barrio de Núñez.


En noviembre pasado, el Parque de la Innovación inauguró una obra de arte de dimensiones monumentales, que puede convertirse en un nuevo ícono de la Ciudad de Buenos Aires. Se trata de Arbórea Magna, de la artista plástica rosarina Nicola Constantino.
 
El árbol - robot de Constantino tiene 34 metros de altura, una estructura de hierro galvanizado y más de 700 focos led que se encienden al caer el sol y cambian de color. Parte del suelo que rodea a la escultura, y el tronco de este árbol, están revestidos con cerámica. Los diseños representan a la flora autóctona y fueron realizados por Constantino a través de una técnica que la artista exploró e investigó durante la pandemia: nerikomi.
 
De origen japonés, la técnica consiste en realizar modelos repetitivos, patrones -del motivo que sea, en este caso vinculado a la naturaleza- para luego agruparlos. Las piezas no se pintan, sino que se le aplican los pigmentos directamente en la arcilla fresca. Se llevan a cabo en gres y son cocidos a altas temperaturas. Justamente este proceso permite que tenga mucha resistencia.
 
Más allá del diseño de la artista -en el que también se ve reflejado con singular belleza la corteza de los árboles- Nicola tuvo la colaboración de los y las alumnas de la Escuela de Cerámica N°1.
 
En la Fundación Santander, Paseo Colón 1380, en el barrio de San Telmo, se puede ver la muestra que realizó Constantino, "PaRDeS, el jardín del tiempo suspendido". Con la misma técnica japonesa, creó decenas de ramos de flores, que se encuentran suspendidas, con sus raíces al aire.
 
“Un monumento público tiene que ser atractivo, misterioso, interesante pero, a la vez, simple porque no pueden ser indiferente”, dijo Constantino a Clarín.
 
Por tradición, los ícono que representan a la Ciudad están vinculados a sucesos de la historia, como pueden ser los que fueron donados por las colectividades de inmigrantes. Como por ejemplo el Cristóbal Colón que hoy se luce en Costanera Norte, el Monumento de los Españoles (en el cruce de las avenidas Sarmiento y Libertador), el San Martín sobre su caballo en la plaza homónima de Retiro, el Monumento a la cordialidad argentino-uruguaya, en Parque Lezama y el Obelisco del arquitecto Alberto Prebisch.
 
La Floralis Genérica vino a romper esa hegemonía de mármol, cemento y hierro fundido para brillar con sus seis pétalos gigantes de acero inoxidable y aluminio. Fue diseñada y financiada por el arquitecto argentino Eduardo Catalano, quien programó incluso el funcionamiento de los pétalos.
 
En 2022 cumplió 20 años y representa no sólo a todas las flores, sino a todas las plantas. Pesa 18 toneladas y mide 24 metros de alto. En el interior tiene cuatro pistilos que se iluminan en la noche. La Floralis es uno de los atractivos turísticos de la Ciudad.
 
Como la Floralis, el árbol de Costantino no se identifica con una sola especie, por eso tiene ramas de pino marítimo, corteza de diferentes árboles, hojas del cedro, algo de los gomeros: “Es un híbrido de todos los árboles", explica. Con este diseño, la artista plástica ganó un concurso abierto que se llevó a cabo en 2022.
 
La imagen nocturna de Arbórea Magna es impactante: las ramas se expanden desde el tronco, con hojas lumínicas que cambian de color y proponen un juego visual que vale la pena descubrir.
 
El mantenimiento depende del Parque de la Innovación. En tiempo de crisis y presupuestos a la baja, habrá que desear que corra mejor suerte que la Floralis de Catalano, cuyo sistema de apertura de pétalos no funciona hace años.


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