VIOLENCIA INSTITUCIONAL

Represión y abusos policiales: una constante en la comunidad de senegales en la Ciudad

La brutalidad policial contra afrodescendientes suele ser una constante en suelo porteño. Mirá cuáles fueron los últimos casos.

La represión a la comunidad senegalesa que habita en suelo porteño suele ser una constante. Desde sus primeros días, La Policía de la Ciudad armó operativos contra cientos de afrodescendientes que viven y trabajan en los barrios de Once, Liniers y Avellaneda, entre otros. Este año, en tanto, la brutalidad parece haber aumentado. 

El 5  de junio, por ejemplo, la Policía de la Ciudad realizó un operativo en Flores en el que un hombre de origen senegales terminó con una grave herida como resultado de la represión. Ese día, Kane Serigne Dame sufrió una fractura expuesta durante el operativo llevado a cabo en Lamarca y Avellaneda, en el barrio porteño de Flores.

Tras ser acusado por resistencia a la autoridad y  pasar toda la noche en la comisaría, el hombre tuvo que ser hospitalizado por las lesiones. Al día siguiente los senegaleses identificados por las cámaras que había en el barrio fueron víctimas de allanamientos en 27 locales comerciales, domicilios y hoteles.

Pero este no fue un caso aislado. Un poco antes, en abril, la fuerza policial porteña actuó contra vendedores ambulantes, pero esa vez en Floresta. Unos 300 efectivos golpearon, insultaron y detuvieron a 28 senegaleses, cuatro peruanos y dos argentinos.

Según contó una adolescente que fue testigo del hecho en sus redes,  muchos vendedores quedaron tendidos en el piso a causa de los golpes policiales y no recibieron asistencia médica. Uno de ellos tuvo convulsiones.

“Llegaron cerca de 80 policías motorizados” que “cortaron toda la avenida, tiraron gas y había mujeres embarazadas, había bebés y no les importó nada”, relató la joven.

La agresión de las fuerzas de seguridad tuvo lugar también una semana antes, cuando una docente de La Matanza fue detenida por defender a vendedores en la calle. La mujer sufrió un maltrato tal que debió ser atendida en el Hospital Vélez Sársfield tras pasar 24 horas detenida en las peores condiciones.

Otro hecho que causó repudio fue cuando en enero la Fiscalía de la Ciudad ordenó a la policía porteña el desalojo de casi 500 manteros del barrio de Liniers, luego de diversos operativos realizados por el ministerio de Ambiente y Espacio Público para terminar con la venta callejera.

Se estableció que los dueños de los puestos eran en su mayoría senegaleses (un 44 %), bolivianos (39 %), peruanos (9 %), argentinos (5 %) y paraguayos (1 %). Ese día, la fiscal Celsa Ramírez, a cargo de la Fiscalía Penal, Contravencional y de Faltas N 21 ordenó la clausura de más de un centenar de puestos en los alrededores de la estación Liniers del Ferrocarril Sarmiento.

Pero los maltratos de la Policía porteña no son nuevos. Tal vez uno de los hechos que más conmocionó a la comunidad afro fue la muerte de Massar Ba en 2016, uno de sus principales referentes que solía denunciar el accionar de las fuerzas de seguridad, en ese momento de la Policía Metropolitana.

El hombre fue encontrado gravemente herido en la calle México al 1400, del barrio de San Cristóbal, cerca de su domicilio, y horas después falleció en el Hospital Ramos Mejía. Nunca se pudo esclarecer su muerte.   

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