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Una plaza dividida y dispar, y una sesión que se define voto a voto por el aborto legal o clandestino

Dentro del recinto la votación se mantiene ajustada, con todo el peso puesto sobre los –cada vez menos- indecisos y un eventual desempate del macrista Monzó. Afuera, una multitud verde –a favor del aborto legal- copó la Plaza de los Congresos desde el mediodía, con un sector celeste –en contra del aborto legal- mucho menos concurrido.



La tensión está tanto adentro como afuera. En el interior del recinto, los diputados nacionales definen voto a voto si aprueban o no la despenalización del aborto en la Argentina. Afuera, una Plaza de los Congresos vallada divide a los pañuelos verdes de los celestes: de un lado, miles y miles, a favor de la legalización; del otro, muchos menos, en contra. Las fotos así lo muestran, desde las primeras horas de la tarde: muchedumbre del lado verde, apenas unos puñados del lado celeste.

El sector verde de la plaza comenzó a llenarse desde el mediodía. Alrededor de las 16, las carpas y columnas sobre Callao y sobre Avenida Rivadavia ya explotaban de gente. En el sector verde, una amplísima porción la ocuparon desde temprano las adolescentes. Maquilladas de verde, con brillantina verde, peinadas con moños verdes, con las mejillas cubiertas por inscripciones verdes a favor del aborto legal.

“Salvemos a las pibas”, “la muerte por aborto clandestino es femicidio estatal” y “sobrevivir a un aborto es un privilegio de clase” son algunas de las consignas que se leen, en una tarde cada vez más fría y donde la vigilia de la madrugada se avecina congelada.

 En tanto, amucharse, cantar y saltar parecen servir para combatir el frío. Sobre todo, para las chicas que están paradas sobre las vallas que dividen a las dos plazas, cantándoles sus consignas a quienes llegan con sus pañuelos celestes, en defensa de “las dos vidas” y por la continuidad del aborto clandestino. “Aborto legal, en el hospital” y el ya clásico “se va a caer, se va a caer” (el patriarcado) que se instaló en las masivas marchas del movimiento feminista son los cánticos que más suenan sobre la avenida Rivadavia.

A medida que pasaban las horas, el número de indecisos comenzó a achicarse dentro del recinto. Cerca de las 18, ya se contaban sólo cinco. La votación, cada vez más ajustada, aumenta la adrenalina fuera del Palacio Legislativo. Uno de los aún indecisos es nada menos que Emilio Monzó, el macrista que preside Diputados y que debería desempatar en caso de paridad.

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