DEPENDEN DE NACIÓN

Preocupación por el estado crítico y la falta de recursos en sitios de memoria porteños

Cuatro ex centros clandestinos en la Ciudad registran falta de presupuesto y de personal. Su funcionamiento depende de la militancia de organismos, sobrevivientes y trabajadores. Y la principal dificultad tiene que ver con la conservación de los edificios, que en muchos casos son prueba judicial.



Los sitios de memoria que dependen de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación están en crisis. Sin recursos, su funcionamiento y conservación dependen de la militancia de organismos y sobrevivientes y de los trabajadores que sostienen esos espacios, que son en algunos casos material probatorio en causas por delitos de lesa humanidad.

Los ex centros clandestinos de detención que se encuentran en esta situación, revelada por el diario cooperativo Tiempo Argentino, dependen de forma directa del Archivo de la Memoria, un organismo descentralizado que quedó a cargo de Sergio Kuchevasky, amigo del secretario Claudio Avruj. Cuatro de los seis sitios en este estado se encuentran en la Ciudad de Buenos Aires: Club Atlético, Virrey Cevallos, Orletti y el Olimpo (a ellos se suman dos en el interior: El Faro de Mar del Plata y la Escuelita de Famaillá, en Tucumán).

"Somos muy pocos trabajadores y trabajadoras y no tenemos presupuesto para cuidar los edificios. El trabajo didáctico y pedagógico se resuelve en el día a día pero más por la voluntad de los trabajadores que por una política de Estado. A veces vamos a las escuelas o a las visitas a los sitios sin ningún material, sin recursos, porque no hay dinero", dijo un trabajador de la Dirección de Sitios de Memoria, que depende del Archivo, en diálogo con el periodista Gerardo Aranguren.

"Es un problema grave. No hay presupuesto y ponemos nosotros lo necesario, que tampoco alcanza", contó al medio cooperativo una integrante de la Mesa de Trabajo y Consenso de El Olimpo, por donde pasan al año unas 20 mil personas.

Las mismas situaciones se repiten en Club Atlético, Virrey Cevallos y Orletti, sin fondos de Nación para imprimir señalética, para comprar luces y sin material de seguridad y ropa de trabajo para personal de maestranza. En este panorama, la principal dificultad tiene que ver con la conservación de estos edificios, que en muchos casos son prueba judicial. "Son pocos los conservadores, se fueron yendo. Estamos con recursos mínimos, atajando penales", advirtió un delegado de ATE de la Secretaría de Derechos Humanos. En El Olimpo, por caso, hay una sola persona encargada de evitar el deterioro y no cuenta con los elementos básicos. "Lo que se hace, se hace a pulmón", indicaron allí.

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