ARTE

La genialidad de Auguste Rodin cobra vida en el Bellas Artes

La exposición "Rodin. Centenario en Bellas Artes" se podrá visitar hasta el 29 de abril en el Museo Nacional de Bellas Artes y contempla un total de 19 esculturas y dibujos.


El Museo Nacional de Bellas Artes decidió extender hasta el 29 de abril la exposición "Rodin. Centenario en Bellas Artes", un homenaje al disruptivo escultor francés, creador de obras emblemáticas como "El beso" y "El pensador", considerado el padre de la escultura moderna por quebrar con el canon académico de su época.

La muestra se despliega en la sala 10 de la planta baja del museo, y abre con dos obras clave: “La Tierra y la Luna” y “El beso”, que trazan el punto de partida de un recorrido que evidencia la revolución de las formas impulsada por Rodin (1840-1917).

“La muestra reúne obras que se muestran habitualmente en las salas del museo por eso la idea central fue exhibirlas desde una perspectiva distinta, para enfatizar las características que convirtieron a Rodin, a fines del siglo XIX, en uno de los escultores más renombrados y destacados de la historia, por las innovaciones que introdujo en la escultura”, explicó Mariana Marchesi, curadora de la muestra y Directora Artística del museo, en diálogo con Agencia Télam.

Se trata en total de 19 esculturas y tres dibujos pertenecientes a la colección permanente de la institución y que se suma a los homenajes que recibió el escultor francés a cien años de su muerte, conmemorados en 2017 en numerosos museos del mundo, a través de diversas exposiciones.

En un contexto histórico en el que los promotores culturales de la Argentina miraban a Francia como modelo a seguir, se le encarga a Rodin un bronce de Domingo Faustino Sarmiento que en 1900 se emplaza en el Parque Tres de Febrero y representa el único monumento conmemorativo que Rodin realiza fuera de Francia.

La pieza, moderna y rupturista, no es bien recibido por algunos sectores de la sociedad que protestan por la ausencia de parecido con el personaje representado y durante una semana, la policía custodia el monumento para evitar actos de vandalismo.

En 1906 Eduardo Schiaffino, el primer director del Museo Nacional de Bellas Artes, visita a Rodin en su taller parisino de Meudon y le encarga el mármol de gran tamaño “La Tierra y la Luna”, y también una reproducción en bronce de “El pensador”, escultura que actualmente se encuentra en la Plaza del Congreso, donde fue colocada en 1910 como parte de los festejos del Centenario de la Nación.

En señal de gratitud por los pedidos recibidos, Rodin obsequia a la Argentina en 1907 “El beso”, una de sus obras más populares y que constituye hoy uno de los highlights del patrimonio del museo. Realizada originalmente en 1882, “El beso” está inspirado en un fragmento de “La Divina Comedia” de Dante Alighieri, en el que Dante, durante su descenso al infierno, conoce a los amantes Paolo y Francesca, quienes habían sido asesinados por el marido de Francesca luego de descubrir a los amantes juntos perdidos en una pasión imprudente.

Algo similar ocurrió con “El pensador”, también creada originalmente para ese gran ambicioso y nunca concretado proyecto que fue “La puerta del infierno”, en donde Rodin demostró su inspiración en en el arte de la Grecia antigua, especialmente por el gesto de la barbilla apoyada en el dorso de la mano.

Era tal la admiración que despertaba el escultor francés que la anécdota que permanece corrió por cuenta del poeta nicaragüense Rubén Darío, quien refiere una visita que Rodin efectuó al taller de Rogelio Yrurtia en París, donde halló al joven émulo argentino destruyendo una de sus obras a martillazos por considerarla indigna del aprecio del maestro.

Como complemento de las obras exhibidas en la sala 10, en la sala 20 se presenta una selección de esculturas, también parte de la colección del Museo, que da cuenta del impacto que el francés tuvo en América.

El conjunto incluye trabajos de Pedro Zonza Briano, Alberto Lagos, Rogelio Yrurtia y Arturo Dresco, algunos de jóvenes artistas argentinos que, en los primeros años del siglo XX, se sintieron atraídos por las renovadoras propuestas estéticas de Rodin.

Para Duprat, la obra de Rodin evidencia “movimiento, audacia temática, tragedia y, sobre todo, una libertad de concepción que atraviesan el devenir de las artes y que, sin duda, constituyen un patrimonio universal que el propio arte nacional ha capitalizado haciendo su propia lección”.

“Rodin. Centenario en Bellas Artes” se podrá visitar hasta el 28 de abril en el MNBA -la institución latinoamericana con el patrimonio más amplio e importante del escultor francés-, ubicado en Avenida del Libertador 1473 (CABA), de martes a viernes de 11 a 20, y sábados y domingos, de 10 a 20 con entrada libre y gratuita.

COMENTARIOS


UBICACIÓN