OPINION

La virtud del balazo por la espalda y el mérito del encubrimiento

Una de cal y otra de arena. Dujovne dijo: "El ritmo de la inflación no es el que queríamos hace dos años, pero va bajando". Como sabe cualquier economista serio, el primer requisito para que baje la inflación, es subirla; algo que el mejor equipo de los últimos 50 lustros consiguió en su primer año de gobierno.

Sebastián Fernández
Termina otra semana trepidante en la que no tuvimos noticias de la lluvia de inversiones pero tampoco de la Pobreza Cero; es decir, una de cal y otra de arena. Además, como bien lo explicó el ministro de Hacienda Nicolás Dujovne: "El ritmo de la inflación no es el que queríamos hace dos años, pero va bajando". Como sabe cualquier economista serio, el primer requisito para que baje la inflación, es subirla; algo que el mejor equipo de los últimos 50 lustros consiguió en su primer año de gobierno. Ahora sólo resta bajarla, llevándola hacia los niveles del 2015, cuando el país padecía la desastrosa inflación del ministro oriundo del marxismo Axel Kicillof.
 
En todo caso, si las movedizas metas de inflación se van actualizando mes a mes, al ritmo del aumento de tarifas y precios, las metas paritarias se mantienen incólumes y eso es lo importante. En efecto, disminuir el poder adquisitivo de los asalariados, llevándolo a los niveles de Burundi, es el paso necesario para lograr el desarrollo de Alemania.
 
Luis Caputo, el ministro de Finanzas, volvió a tomar deuda para afrontar gastos corrientes, esta vez por mil millones de dólares. Durante la larga noche kirchnerista, el gobierno, por impericia o real malicia, se abocó a pagar las deudas tomadas por gobiernos anteriores, quedándose de esa forma atado al pasado. Cambiemos, al contrario, mirando hacia adelante, le transmite a las generaciones futuras los gastos que decidimos no pagar para que de esa forma paguen los suyos además de los nuestros. En eso consiste este modelo sustentable: en un trabajo en equipo entre gobiernos serios que se endeudan y gobiernos populistas que pagan. Acá, el que no entiende es mapuche-iraní.
 
El presidente Mauricio Macri y su ministra de Seguridad Patricia Bullrich recibieron al oficial de policía Luis Chocobar, procesado por “exceso en legítima defensa” al abatir de dos balazos en la espalda a un ladrón que huía. En la reunión, Macri afirmó estar “orgulloso de que haya un policía como vos al servicio de los ciudadanos" y auguró que el policía sería liberado de todo cargo por los jueces, aunque tuvo la cortesía de no amenazarlos con un ajusticiamiento sumario en el caso de que tuvieran el atrevimiento de condenar al oficial que disparó 9 veces en plena calle, no protegió a nadie, mató a quién debía apresar y puso en riesgo a muchos.
 
Frente a la contundencia de las imágenes que muestran a Chocobar disparando desde varios metros- lo que demuele su argumento de legítima defensa- algunos compañeros de ruta de Cambiemos criticaron la decisión de recibirlo. Marcos Novaro, sin ir más lejos, calificó al gobierno de “atolondrado”, un adjetivo de una contundencia poco frecuente. Indignado, estimó que la ministra de Seguridad y el propio presidente habían sido víctimas de las mentiras del pérfido oficial. Al parecer, los entusiastas de Macri lo prefieren víctima boba antes que responsable.
 
Lamentablemente para ellos, el Jefe de Gabinete Marcos Peña evaporó el sueño de la ignorancia presidencial al explicar que tanto Macri como su ministra vieron las imágenes del tiroteo antes de la reunión. Es decir que, al tomar la decisión de recibirlo, no sólo sabían que el oficial había abatido a una persona que no presentaba riesgo alguno y puesto en peligro la vida de terceros, sino que estaban al tanto que había mentido sobre lo ocurrido. Entendemos la fascinación oficial: salvo quizás el caso del prefecto que mató de un balazo en la espalda a Rafael Nahuel, cuesta imaginar un mejor ejemplo para las fuerzas de seguridad de la revolución de la alegría.
 
Para que no quedaran dudas sobre el fin del siniestro garantismo, la ministra Bullrich explicó que "cambió la doctrina, la Policía no es culpable en un enfrentamiento" . La Orden Coronel Ramón Camps, una nueva condecoración que premiaría a los agentes que combaten a su manera el drama de la sobrepoblación carcelaria, podría ser anunciada en los próximos días.
 
Por su lado, para no quedarse atrás en este notable cambio de doctrina, el ministro de Justicia Germán Garavano dio instrucciones para que la querella que representa al gobierno nacional en el juicio por el encubrimiento del atentado a la AMIA pida la absolución de los ex fiscales Eamon Mullen y José Barbaccia, acusados de participar en el pago de coimas, las amenazas y la construcción de pruebas falsas para desviar la investigación, pero defendidos por el actual titular de la AMIA, Agustín Zbar.
 
Así, el gobierno, los medios y los líderes comunitarios que se indignan por el encubrimiento imaginario que habría llevado a cabo CFK veinte años después del atentado, dan su apoyo a los acusados del encubrimiento real.
 
Sólo falta un gran acto de desagravio organizado en el Salón de los Patriotas de la Casa de Gobierno para el ex presidente Menem, el ex comisario Fino Palacios, el ex titular de la SIDE Anzorreguy, el ex titular de la DAIA Beraja y, por supuesto, el ex juez Galeano. Teniendo en cuenta que el acusado Barbaccia es amigo del ministro Garavano, que el Fino Palacios fue ex jefe de la policía designado por Macri y que el secretario menguante de DDHH Claudio Avruj fue la mano derecha de Beraja, no perdemos la esperanza de ver algún día ese gran momento de reconciliación y coso.
 
Todo lo que quieran pero ya no le tenemos miedo al censista.

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