OPINIÓN

Una desaparición forzada y la oportunidad de educar

No hay mejor manera de honrar las instituciones y de defender la democracia que contribuir a su aliento desde el pleno ejercicio de los derechos, de la posibilidad ilimitada de poner en la voz de cada niño, niña y joven la pregunta sobre Santiago Maldonado.

Matias Segreti

Con motivo del cambio de caratula judicial, que incorpora la figura de desaparición forzada de Santiago Maldonado, la principal entidad gremial docente del país (CTERA) elaboró un material que sirve como referencia para el desarrollo de una experiencia educativa sobre este caso.

La irrupción de miles de pizarrones, paredes, volantes, fotos, murales y diversas formas de expresión estética con la pregunta sobre el paradero de Santiago, y la demanda de aparición con vida, necesariamente implica un abordaje del orden de lo pedagógico didáctico.

Las fronteras culturales, simbólicas e incluso materiales que pretendían establecer impenetrables a las instituciones de encierro de la modernidad, como la escuela, se han vuelto más permeables, en la medida que el saber es distribuido y producido en otros contextos ajenos a las instituciones educativas. El saber no se encuentra encerrado entre las paredes de las instituciones educativas. El conocimiento se construye y distribuye en otras agencias, como los medios de comunicación, que perfilan una cierta manera de comprender el mundo, el lugar que ocupan los sujetos y una mirada sobre el orden democrático.

Como cualquier tipo de construcción social que tiene valor, el saber también se encuentra atravesado por relaciones de poder. La disputa por el sentido del lugar que ocupan las personas en una sociedad, el papel del Estado, la selección de los contenidos, los métodos utilizados, la verbalización de los problemas, la tramitación de los conflictos, se encuentran en disputa. Y la disputa es parte del ejercicio democrático.

Si el conocimiento se construye desde diversos polos, que a veces colisionan y se encuentran en disputa, ¿qué papel cumple los docentes?



Los principales representantes de los/as docentes, que son UTE en Ciudad de Buenos Aires y SUTEBA en provincia de Buenos Aires, han decidido construir conocimiento sobre la desaparición forzada, ponerlo en discusión como ejercicio democrático, distribuirlo en una lógica distinguida del mercado por su accesibilidad y posicionamiento claro en defensa de la democracia, animándose a ser embestidos por sectores del gobierno que persisten en la descalificación, y en la construcción de un relato que intenta vincular a Santiago Maldonado con los más diversos disparates, en favor de la censura y la mentira.

Las huellas del miedo que la siniestra noche de la dictadura sembró, aún no han sido borradas completamente por nuestra sociedad, operan sobre el sentido común construyendo respuestas reduccionistas y simples que atentan contra con la idea de hacer más democrática la democracia dentro de las escuelas, por ejemplo, descalificando desde algunos sectores del gobierno y desde algunos medios corporativos al abordaje educativo sobre Santiago Maldonado, sus causas,  motivaciones, las demandas de los pueblos originarios, la usurpación de tierras por empresarios extranjeros, el papel de las fuerzas de seguridad, el perfil de los gobiernos, los derechos de las personas.

Los y las docentes del país tienen la oportunidad de educar, que no es otra cosa que dar, a través del gesto amoroso y ético con el otro, aquello que permanece velado por intereses oscuros que debilitan la condición de ciudadanos/as.

En abril de este año se realizó una marcha en defensa de las políticas de gobierno, motorizada por los principales referentes políticos de la alianza Cambiemos, cuyo título de convocatoria fue “Marcha por la Democracia”. En esa oportunidad la vicepresidenta Gabriela Michetti consideró públicamente que  “el país que con mucho esfuerzo estamos construyendo se hace respetando y defendiendo las instituciones y la democracia".

No hay mejor manera de honrar las instituciones y de defender la democracia que contribuir a su aliento desde el pleno ejercicio de los derechos, de la posibilidad ilimitada de poner en la voz de cada niño, niña y joven la pregunta sobre Santiago Maldonado y la explicación de que no hay sociedades justas si es el mismo Estado el que atenta contra los derechos elementales de las personas.

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