COMUNA 3

Se reabrió el Museo Carlos Gardel, pero los vecinos no pudieron entrar

Ayer jueves, el Gobierno porteño inauguró Museo Carlos Gardel, en la que fue su última casa en el Abasto, pero del acto sólo pudieron participar funcionarios, a los vecinos se les negó la entrada.


La propiedad de Jean Jaures 735 fue el centro de reuniones durante la estadía de "El Zorzal" en Buenos Aires. Entrevistas periodísticas, ensayos, planificación de giras, y diversos proyectos artísticos, se idearon en esas salas.
 
La reapertura Museo Casa Carlos Gardel, la casa del Abasto que el “Zorzal criollo” compró en 1926 para su madre en pleno apogeo de su carrera y en la que pasó sus últimos cinco años de vida, se realizó ayer jueves con la asistencia de funcionarios del Gobierno de la Ciudad, como el jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta, pero los vecinos quedaron afuera, no los dejaron ingresar.
 
María Suárez, comunera por el Frente para la Victoria, cuenta a Nueva Ciudad que “el acceso al Museo estaba vedado al público porque adentro se reservaban el derecho de admisión para funcionarios a la espera del ingreso del Jefe de Gobierno, cuando Larreta apareció junto a su mujer y su hija lo hizo en la soledad absoluta, pero rodeado de hombres de grandes dimensiones, evidentemente custodios que rápidamente lo internaron hacia lo que nosotros los ciudadanos comunes no pudimos ver”.
 
“Me acerqué a la supuesta organizadora para pedirle que dejara ingresar a la gente que estaba afuera, le dije que era comunera y que estaba con amigos que habían sido fundadores de la Casa de Gardel, que no podían inaugurar lo que había sido una usina de cultura popular, un refugio para el encuentro, un museo popular, de esa manera tan elitista y blindada”, continúa el relato Suárez.
 
El recorrido del Museo propone vincular la historia de uno de los máximos artistas populares de la Argentina con la gente. La copia de su partida de nacimiento en Toulouse (Francia) en 1890, el retrato de sus padres, la posibilidad de escuchar su obra completa -grabó en total 893 canciones- y de ver las últimas imágenes suyas en vida -un material audiovisual inédito-, con su voz siempre sonando de fondo, son algunos de los atractivos que pueden apreciarse en la casa. 
 
Gardel compró la casa para su madre, Berta Gadès, en el esplendor de su carrera, y es la misma casa a la que ella volvió desde Francia, donde se encontraba de viaje, tras enterarse de la trágica muerte de su hijo -en 1935-, y donde permaneció hasta el momento de su muerte.
 
El nuevo diseño de la casa puede apreciarse en cuatro salas permanentes y una dedicada a exposiciones temporarias, que dan cuenta de la vida del hombre que inventó el tango-canción y que desde los escenarios y las pantallas instaló a la música ciudadana en el mundo.
 
Fotografías, objetos -como una guitarra de Ángel Villoldo, compositor de quien Gardel grabó junto a Razzano “Cantor eterno” en 1917-, imágenes proyectadas en una pantalla digital, testimonios, y un microcine con su filmografía completa -que incluye las últimas tres películas que hizo y que no llegó a ver-, dan cuenta de su vida, desde su arribo al país hasta su trágica muerte en un accidente de avión, atravesando todas las instancias de su carrera artística.
 
La primera sala está dedicada a los primeros años de vida de Charles Romuald Gardès. Su ciudad natal, Toulouse, la llegada a Buenos Aires junto a su madre Marie-Berthe Gardès, empujada de algún modo por el hecho de haber sido madre soltera, algo que su familia nunca aceptó. Su infancia es rememorada a través de la voz de Graciela Oddone quien interpreta una melodía infantil de fines del siglo XIX.
 
Otra sala propone un recorrido cronológico por sus 893 grabaciones desde 1912 a 1935 -incluye las versiones que hizo de algunas canciones-, que permite apreciar la evolución y la calidad interpretativa de Gardel para cantar géneros diferentes.
 
La tercera sala está dedicada a la muerte del cantor. Allí se proyecta un material inédito en el país, y se lo puede ver a Gardel vivo en los momentos previos a subirse al avión, en Medellín. El 24 de junio de 1935 su avión carreteó y chocó contra otra aeronave que se hallaba en la pista. Perdieron la vida Gardel y 16 personas más.
 
En ese espacio se proyecta un documental realizado por los colombianos hermanos Acevedo, que pertenece a la Fundación del Patrimonio Fílmico Colombiano, y otro del Archivo General de la Nación con el multitudinario y conmovedor funeral sobre la avenida Corrientes, en Buenos Aires.
 
En la cuarta sala se aprecian afiches, prestados por el Museo del Cine, y se proyectan cortometrajes sonoros y las producciones que Gardel realizó para Paramount.
 
La sala temporaria, el Abasto de Carlos Gardel, ilustra el barrio donde el cantante pasó los momentos más felices de su vida y también los cambios vertiginosos y las problemáticas sociales de la ciudad.
 
Berta Gardès compartía esa vivienda con su amiga entrañable Anaïs Beaux y su esposo Fortunato Muñiz, quienes la recibieron a su llegada de Toulouse. Luego del accidente de Medellín, Berta continuó viviendo en la misma hasta su muerte. Su heredero, Armando Defino, vendió la propiedad en 1949, y en 1973 sufrió radicales modificaciones para convertirla en un ambiente único. Se estableció un salón de tango. Más tarde, el 26 de julio de 2000, fue transferida al Gobierno porteño.
 
Pocos rastros se conservan del trazado original de la vivienda, fueron derribadas las paredes divisorias, la carpintería y los solados, al haberla transformado en un gran espacio único. El proyecto para la creación de la casa museo no siguió exactamente el último plano disponible, de 1921. Fue pensada como una recreación que sugiriera el espíritu de la casa. Así se inauguró la Casa Museo Carlos Gardel el 4 de marzo de 2003. Ahora, 14 años después, la Dirección General de Museos recuperó el edificio.
 
La muestra puede visitarse los lunes, miércoles, jueves y viernes de 11 a 18 horas, y los sábados, domingos y feriados de 10 a 19 horas. La entrada tiene un costo de $ 10 y los miércoles se puede acceder en forma gratuita.

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