ELECCIONES LEGISLATIVAS 2017

Lousteau en el espejo de Michetti

El ex embajador en Estados Unidos busca llevarse parte del voto macrista, sin el aval de Macri. Su principal apuesta es que el presidente no intervenga. El antecedente de la interna de Horacio Rodríguez Larreta con Gabriela Michetti no le da muchas esperanzas.

Werner Pertot
Horacio Rodríguez Larreta y Martín Lousteau estuvieron esta semana fuera del país. El jefe de Gobierno, de gira oficial por Europa junto a sus aliados de la Coalición Cívica. Su contrincante, desarmando su vida en Estados Unidos para regresar y presentarse como candidato. Aún así, los seguidores de ambos se las arreglaron para seguir cruzándose camino a las elecciones que vienen: si se hace la interna de Cambiemos, si no se hace, por qué no lo dejan competir a Lousteau. El juego de mostrar como intransigentes a los macristas que viene planteando el ex ministro de Economía ya se agotó. Pero el adversario de Larreta tiene un problema más urgente, una debilidad estructural en su estrategia: cómo reacomodará su discurso si, como le ocurrió a Gabriela Michetti, el presidente Mauricio Macri empieza a involucrarse en la campaña para desautorizarlo. La experiencia de la actual vicepresidenta en las internas del PRO en 2015 debería servirle de espejo para lo que va a enfrentar en breve y para lo que, hasta ahora, no parece preparado.

Está claro que Lousteau sigue intentando llvarse parte del voto de Macri. Una encuesta señala que el 50,5 por ciento de sus votantes también respalda la gestión nacional del Presidente.

 

Está claro que Lousteau sigue intentando llevarse parte del voto de Macri. Una encuestra sobre quienes lo apoyan, hecha por la consultora Analogías, indicó que el 50,5 por ciento de sus votantes también respalda la gestión nacional de Macri. Eso explica por qué Lousteau mantiene una posición de cercanía con el presidente y su bloque ha acompañado buena parte de las votaciones que el PRO les solicitó. También algo de esto quedó registrado en su carta de renuncia: “Reafirmo mi compromiso con el proceso democrático de cambio que se inició por voluntad de la mayoría de los argentinos. (…) Quisiera finalizar esta carta augurándole el mayor de los éxitos como Presidente de todos los argentinos. Cuenta usted con todas las contribuciones que desde mi humilde ámbito de actuación sea yo capaz de hacer en pos de ello”, dice la misiva en la que Lousteau lo saluda “con gran estima y el mayor de los respetos”. No suena a las palabras de un opositor furibundo, algo que Lousteau nunca buscó ser. La idea es morderle parte del electorado al macrismo y rescatar parte de los que no votaría al PRO. Para eso, la nueva línea discursiva es preservar a Macri y cuestionar a Larreta: tanto por la decisión de que no haya internas como por los problemas puntuales que señalarán de su gestión (y Larreta recordará que es también la gestión de ocho años de Macri).

Como se puede ver, esa estrategia tiene un problema fundamental: ¿qué hará Lousteau cuando Macri comience a confrontarlo? Para empezar a vislumbrar las consecuencias de esto, es bueno recordar lo que le ocurrió a Michetti en 2015. La entonces senadora tenía resuelto competir para jefa de Gobierno y no tenía interés en el cargo de vicepresidenta que le ofrecían y que hoy ocupa. Por eso, contrariando a Macri, se lanzó a competir en las PASO con Larreta. Su cálculo fue que, con el bajo carisma de su contrincante, no había forma de que la derrotara en una interna abierta, donde votaban tanto afiliados del PRO como la población en general. Con lo que no contaba Michetti es con que Macri se iba a involucrar abiertamente en la interna e iba a apoyar a Larreta. Ese primer golpe la descolocó y la dejó intentando explicar por qué se presentaba contra la voluntad de su líder, que decía abiertamente que su candidato era otro. Luego le fue restando apoyos estratégicos como el que podría haber tenido con Diego Santilli, que fue convencido por Macri para que fuera el compañero de fórmula de Larreta. Además, le restaron el respaldo de gran parte Gabinete, salvo un puñado de ministros, que hoy están relegados a puestos menores, con excepción de Hernán Lombardi, a quien envían constantemente a ser devorado por las fieras. El resultado fue una victoria inesperada de Larreta, que luego se convertiría en jefe de Gobierno por un escaso margen en el ballotage contra Lousteau. Michetti no consiguió torcer la voluntad de Macri, entre otras cosas, porque fue desautorizada públicamente.

Lousteau hoy intenta lo mismo aunque, lógicamente, se pueden marcar algunas diferencias (su carrera política no proviene del PRO, para empezar). El ex embajador busca enfrentar a Larreta en 2019 y para eso intenta posicionarse en la contienda con Elisa Carrió. Pero su idea es no confrontar con Macri. Entonces, la pregunta que en su momento debió enfrentar Michetti hoy corre para Lousteau: ¿cómo reacomodará su discurso si el presidente Macri decide salir a enfrentarlo y a marcar sus preferencias con claridad? Algo que casi seguro ocurrirá. Si Macri sacrificó en su momento a Michetti, ¿por qué no lo haría con un extrapartidario como Lousteau?

¿Cómo reacomodará Lousteau su discurso si Macri decide salir a enfrentarlo y marcar sus preferencias con calidad? Si sacrificó en su momento a Michetti, ¿por qué no lo haría con un extrapartidario como Lousteau?



Así como a ella la fueron dejando casi sin apoyos, a Lousteau le quitaron a una de sus aliadas: Graciela Ocaña aceptó ser candidata en la provincia de Buenos Aires por Cambiemos y dejará su banca de legisladora porteña en diciembre. Si tenemos que ser sinceros, Ocaña se comportó todos estos años más como una aliada oficialista que como una opositora. Tras presentar su libro Contra la corrupción, se negó a dar su voto para que la Legislatura citara al ministro de Seguridad, Martín Ocampo, por el caso de presunta corrupción que obligó a renunciar al primer jefe de la Policía. Ocaña primero se mantuvo cerca de Larreta con la promesa de que la nombrarían Defensora del Pueblo nacional, aunque no consiguieron sumar los votos en el Congreso. Ahora lo abandona a Lousteau como en su momento rompió con Carrió para irse al kirchnerismo o dejó de ser K para aliarse con Francisco de Narváez. Lousteau también perdió el apoyo de los integrantes de la Coalición Cívica, entre los que está su ex compañero de fórmula, Fernando Sánchez, a quien el ex embajador había invitado a repetir la dupla en 2015. La lista de aliados de Lousteau adelgaza: no se puede decir que los macristas pierdan el tiempo en esmirriarlo. Para colmo, empiezan a aparecer encuestas que lo ponen en un tercer lugar. Si uno quiere creer en esas cosas…

Sin los lilitos y sin la hormiguita viajera, le queda su base de sustentación que es el radicalismo porteño, con Emiliano Yaccobitti a la cabeza y, menos visibles, Enrique “Coti” Nosiglia y Christian Colombo, ex jefe de Gabinete de Fernando de la Rúa. También lo siguen apoyando los socialistas, con los que tuvo una actividad ayer en el Palais Rouge, la primera desde su retorno definitivo a la Ciudad. Esta semana verá al resto de sus aliados –a los que espera sumar a Libres del Sur- en un locro el 25 de mayo, con el que formalmente comenzará sus recorridos hacia las elecciones. Habrá que ver si puede mantener el perfil que se imaginaba para su campaña o si se le cruza Macri en el camino.

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