Salve Lilita, libranos de Lousteau

El macrismo festejó como un gol de media cancha que la líder de la Coalición Cívica confirmara su candidatura en la Ciudad. El frente interno que armaron en la UCR. Lousteau, a todo o nada.

Werner Pertot

Horacio Rodríguez Larreta habrá respirado tranquilo por primera vez desde que Martín Lousteau anunció que renunciaba a la embajada de los Estados Unidos y emprendía su regreso para competir en la Ciudad. El motivo de alivio para el jefe de Gobierno es, como ya todos saben, que Elisa Carrió aceptó ser candidata a diputada por la Ciudad de Buenos Aires y abandonó sus pretensiones de postularse en territorio bonaerense. Puede que el lanzamiento de Lilita le traiga nuevos dolores de cabeza a Larreta, pero por el momento –y con las encuestas en la mano- los macristas eligen leerlo como una excelente noticia. En el entorno de Lousteau, acusaron el golpe y los radicales salieron a exigir, una vez más, unas PASO de Cambiemos que en Balcarce 50 ya decidieron que no sucederán. Si Lousteau quiere competir tendrá que hacerlo en las elecciones generales.

Carrio en la Ciudad tiene una fuerte implantación desde hace más de una década, al punto que muchas veces le sugirieron que fuera candidata a jefa de Gobierno, pero ella contestó que no tiene interés en los baches y las bicisendas. En 2005, fue la primera vez que resultó derrotada por el PRO: quedó segunda con 22 por ciento frente a Macri, quien accedió con el 34 por ciento a una Cámara de Diputados que luego visitaría poco. No obstante, en 2007, pese a la distancia que le sacó Cristina Fernández de Kirchner, Carrió se impuso en la Ciudad de Buenos Aires. Fue el único distrito en el que predominó. En 2009, sin competir ella, su partido fue relegado a un tercer lugar cómodo con Alfonso Prat-Gay de candidato. En 2011, Lilita sufrió su peor debacle: 1,82 por ciento a nivel nacional, lo que la puso fuera del juego por un tiempo. No obstante, supo reinventarse hasta volver al centro de la escena. En 2013, se recuperó y consiguió un resultado superior al de 2005: quedó segunda detrás del PRO, pero con un 32,21 por ciento de los votos.

En 2015, Carrió acompañó a Lousteau en su candidatura, algo que negó explícitamente esta semana cuando dijo que “Lousteau no es Cambiemos”.  “En realidad, yo cuando él fue candidato a jefe de Gobierno, si bien mi partido estaba en ECO, yo ya estaba en Cambiemos. No participé de esa campaña”, afirmó, pese a que una simple búsqueda en Google muestra diversas fotos de Carrió posando con Lousteau y acompañándolo en actos de campaña. Pero eso no fue todo: Lilita ahora sostiene que su relación con Larreta es excepcional, quizás para compensar las palabras que le dedicó en el pasado. “Donde vean un rulo, voten, donde vean una pelada, no”, fue la frase que eligió para pedir el voto para Lousteau. Incluso hay un video en el cual se la ve en la primera vuelta porteña, parada junto al radical Ernesto Sanz, anunciando que iban al ballotaje: “Felicito a Rodríguez Larreta. No le voy a decir más ‘pelado’, le voy a decir ‘señor’, pero va a ganar el Rulo”, afirmó Carrió. Finalmente, se impuso por tres pequeños puntos la fórmula que integraban Larreta y el peronista Diego Santilli. (Paréntesis: con el sí de Carrió, ¿se habrá salvado Santilli del destino que le preparaban? ¿O tendrá igual que ser candidato a diputado seguido a su renuncia -a lo Michetti- a la vicejefatura? Si esto ocurre, puede querer decir que están avanzando para reemplazar al díscolo Emilio Monzó al frente de la Cámara de Diputados. Carrió, no obstante, se mostró algo molesta con las versiones que lo daban a Santilli como candidato. Fin del paréntesis).

Las imágenes de 2015 mostraban a una Carrió apoyando a Lousteau junto a Sanz. Curiosidades de la vida: Carrió dice que no le va a atender el teléfono a Lousteau y ayer lo ninguneó en un reportaje: “No podemos estar pendientes de los gustos de un niño”. Y Sanz, por su parte, es hoy el encargado de crear una quinta columna en el radicalismo porteño y debilitar a su adversario. Se trata del grupo Radicales en Cambiemos que se lanzó esta semana que pasó y reclamó que la UCR deje a Lousteau y acompañe la estrategia del PRO. En la UCR porteña, le restan importancia a esa movida, protagonizada por Luis Brandoni, Ricardo Gil Lavedra, Jesús Rodríguez y Facundo Suárez Lastra como los cuatro jinetes del apocalipsis de Sanz. “En la convención porteña, sus convencionales votaron a favor de la estrategia de ir con Lousteau. De 150 convencionales, tienen 10 o 12”, los minimizaba un referente porteño del radicalismo.

Ante la doble avanzada de lanzar a Carrió y crearles conflictos internos, los radicales que están detrás de la candidatura de Lousteau, como Enrique “Coti” Nosiglia, Christian Colombo o el titular de la UCR, Emiliano Yacobitti, continúan con su estrategia original de reclamar internas. Si bien existen diálogos, no hay una negociación que avance, por lo que suena a una disputa retórica. Los radicales ya advirtieron que sin ellos, Carrió no podrá competir con el sello de Cambiemos. El auditor de la Coalición Cívica Facundo del Gaiso salió a retrucarles que, de la misma manera, se podría plantear que no existe ECO sin la Coalición Cívica.  En la UCR advierten que el macrismo no se negaba a ir a internas: más específicamente, se negaba a ir a internas con alguien que les pueda ganar. “Si Lousteau no competía, no tenían problema en habilitarnos la interna. Hay un fuerte egoísmo por parte del PRO”, se quejan amargamente los correligionarios, quienes no están dispuestos a resignarse al rol segundón que el macrismo les deparó a nivel nacional. Y más después de haber estado cerca de ganar en la Ciudad.

En este escenario, no parece que vaya a haber acuerdo entre las dos partes de Cambiemos, que se encaminan a resolver sus internas en la elección general. A Lousteau no parece quedarle más opción que competir por afuera, algo que él sostiene que no deseaba. Pero si ocurría, dejó trascender hace un tiempo, el daño será todo para el PRO. Habrá que ver si los votos lo acompañan en esa profecía.








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