OPINIÓN

De la bohemia-chic al yoga venezolano-iraní

Termina otra semana trepidante en la que no tuvimos noticias de la lluvia de inversiones pero tampoco de la Pobreza Cero; es decir, una de cal y otra de arena. Además, como señaló nuestro presidente, los gobiernos serios empeoran nuestro presente pero mejoran nuestro futuro. Sólo resta definir cuan futuro es ese futuro.

Sebastián Fernández

Termina otra semana trepidante en la que no tuvimos noticias de la lluvia de inversiones pero tampoco de la Pobreza Cero; es decir, una de cal y otra de arena. Además, como señaló nuestro presidente, los gobiernos serios empeoran nuestro presente pero mejoran nuestro futuro. Sólo resta definir cuan futuro es ese futuro.

Mauricio Macri y Juliana Awada recibieron en Olivos a Mirtha Legrand para una de sus habituales cenas televisadas. En lugar de señalar lo relevante- la simpatía de Antonia y el estilo “bohemia-chic” de la primera dama- algunos comentaristas criticaron el desconocimiento presidencial sobre temas esenciales como la jubilación mínima o los reclamos docentes. Creemos, como bien lo señaló el vocero presidencial pro bono Luis Majul, que “el presidente no puede estar en todo”. En cambio, sí sabía que “estábamos a una materia de ser Venezuela” y con eso alcanza. El resto, como recomendó la primera dama, consiste en “tener fe y ser optimistas”.

Por su lado, nuestra vicepresidenta declaró que "si fuera docente y ganara 9.000 pesos no haría paro". Teniendo en cuenta que una familia tipo necesita un ingreso mensual de 12.489 pesos para no caer bajo la línea de pobreza y conociendo “su alma caritativa, y sus rezos por los más pobres”, como escribió Víctor Hugo Ghitta en La Nación, ese comentario nos asombró un poco. Aunque más nos asombró otro, en el que afirmó que "lo más efectivo sería evitar las elecciones de medio término", ya que "la competencia destructiva" que se genera entre los partidos políticos en años electorales suele complicar los planes de un gobierno.

La vicepresidenta tiene razón, la alternancia era una virtud cuando ella era opositora, no ahora que es oficialista. Además, como lo advirtieron tanto el general Jorge Rafael Videla como su ministro de Economía José Alfredo Martínez de Hoz, la democracia electoral complica la implementación de buenas políticas económicas.

La gobernadora María Eugenia Vidal, intentando poner paños fríos en uno de los conflictos docentes más graves de los últimos años, pidió que los gremios “digan de qué partido son”, además de ofrecer un premio a los docentes que no participen del paro. Con la excusa de que la decisión viola convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), además de la Constitución nacional, varios juristas criticaron a la gobernadora e incluso una jueza platense frenó la medida. Pese a esos permanentes palos en la rueda, la gobernadora buscó seguir apoyando el diálogo y “envió policías a escuelas bonaerenses para identificar a los docentes que adhirieron al paro y exigir a los directores que abrieran las puertas de las instituciones” , medida que también fue criticada. Le recomendamos que contrate como maestra a la vicepresidenta, al menos tendrá asegurado un curso sin paro.

Esta semana supimos, gracias al periodista serio Marcelo Bonelli, que “los inversores quieren saber cuándo la Justicia pondrá presa a Cristina Kirchner”, según lo que le habría comentado Felipe González a Macri. Las desmentidas del presidente argentino y del ex presidente español no perturbaron al periodista, un profesional que nunca permitiría que la realidad lo distraiga de sus obligaciones. Fastidiado, explicó que “CFK antes no le creía a Clarín y ahora le cree”. Estamos de acuerdo con Bonelli: la culpa es de CFK por creerle.

Daniel Santoro, otro periodista serio, denunció que el ex canciller Héctor Timerman “flexibilizó las alertas rojas de Interpol sobre los iraníes acusado de ser los autores intelectuales del atentado (a la AMIA)” . Como Santoro aclara en el mismo artículo que las alertas siguen vigentes, nos preguntamos que significará “flexibilizarlas”. Tal vez Timerman haya buscado elastizarlas al máximo, a través de clases de yoga venezolano-iraní, por ejemplo, para que se vuelvan tan finitas como invisibles. El fiscal Pollicita debería investigar a fondo.

Todo lo que quieran pero ya no le tenemos miedo al censista.  

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