• 13.03.2017

TAMBIÉN AUMENTO EL CUPO FEMENINO

La Ciudad debatirá una gran reforma política con más controles financieros

La reforma política porteña, que ingresó en diciembre a la Legislatura porteña, también elimina el cupo femenino del 30% y lo eleva con la alternancia de una mujer y un varón en la conformación de todas las listas.

La Ciudad de Buenos Aires debatirá este año una ambiciosa reforma política, que incorpora cuestiones como paridad de género en las listas, incorporación de tecnología, mayores controles al financiamiento de las campañas y la creación de una agencia electoral encargada de organizar los comicios, informaron fuentes gubernamentales y legislativas.

Paradójicamente, mientras debate esta reforma que podrá aplicar en 2019, todo indica que este año la Ciudad deberá resignar su avance en materia de boleta electrónica, si es que finalmente se confirma la unificación de elecciones con la Nación, donde la reforma política fracasó por el rechazo del Senado.

La reforma política porteña, que ingresó en diciembre a la Legislatura porteña, elimina el cupo femenino del 30% y lo eleva con la alternancia de una mujer y un varón en la conformación de todas las listas. Desde el punto de vista de la Justicia electoral, la novedad es la creación de una Agencia de Gestión Electoral, que dependerá del Poder Ejecutivo, pero se manejará con autonomía, con un director electo con participación ciudadana.

En esa área también se conforma un Tribunal Electoral transitorio, conformado por tres jueces porteños (y con una Secretaría Electoral permanente) que actuará como primera instancia en la resolución de controversias y se encargará del escrutinio definitivo. Por otro lado, institucionaliza la "incorporación de tecnología" en el voto y el escrutinio; le da más transparencia a las licitaciones, al crear un registro de proveedores de soluciones tecnológicas y organiza testeos y auditorías previas a la elección. "Lo más importante es todo el proceso participativo en el que se discutió la reforma, y que se rige por los principios de Gobierno Abierto, Transparencia y Participación Ciudadana como ejes rectores", señaló a Télam Hernán Charosky, subsecretario de Reforma Política de la Ciudad, uno de los que elaboró el proyecto.

Desde la Legislatura, el jefe de la bancada del Pro, Francisco Quintana, confirmó que lo tratarán este año "con un amplio debate, incluyendo iniciativas de la oposición, para que entre en práctica en las elecciones de 2019". Desde el punto de vista del financiamiento, la reforma que presentó el Ejecutivo porteño aumenta los aportes a los partidos independientemente de sus votos. Antes el 99% de los aportes del Estado a los partidos se computaba según los votos obtenidos en la última elección, mientras que ahora ese porcentaje baja al 50 por ciento.

El otro 50 por ciento se repartirá entre todos los partidos por igual. Sobre fondos para el financiamiento, el proyecto propone "un sistema mixto público-privado e igualitario-proporcional". Dice que las fuerzas políticas serán auditadas en todos los gastos que efectúen durante todo el año electoral y deberán rendir cuentas de sus ingresos y egresos con informes mensuales (antes eran sólo al inicio y al final de la campaña). La malversación de fondos será pasible de sanciones económicas y electorales, y cualquier ciudadano podrá conocer los montos y la identidad de los donantes.

La reforma permite aportes de personas jurídicas (antes prohibidos) pero quedan excluidas empresas públicas y concesionarias de obra o servicios públicos. También prevé la creación de un registro de proveedores de la campaña (para auditar cuánto gastó cada partido) y pide que cada agrupación designe un contador matriculado como responsable financiero de la campaña, responsable ante la Justicia por cualquier irregularidad.

Además limita la realización y publicidad de actos de gobierno 30 días antes de los comicios y facilita el voto a los extranjeros (sólo requieren la residencia permanente, pero no los 3 años de residencia efectiva que se necesitaban hasta ahora). Finalmente le da al Jefe de Gobierno la posibilidad de elegir si desdobla o no las elecciones porteñas de las nacionales, que hasta ahora eran separadas (con el consiguiente doble gasto en años electorales), un tema clave para entender por qué este año habría que resignar la boleta electrónica, un sistema que funcionó correctamente y aceleró los tiempos de votación y de escrutinio en los comicios porteños de 2015.

Hace unos meses estaba descartado que el sistema se seguiría utilizando, pero la decisión política de unificar la fecha de las elecciones porteñas con las nacionales creaba un problema de difícil solución: los porteños debían votar a sus legisladores locales con la boleta electrónica (una urna electrónica con una botonera simple que imprime la boleta elegida, computa el resultado y además arroja la boleta que se coloca en una urna como reaseguro), y después ir a una urna tradicional y colocar la boleta papel con sus candidatos a diputados y senadores nacionales.El tema ya era complicado desde la logística, pero además casi inviable desde la justicia electoral.

"La ley establece que en el proceso de elecciones simultáneas se usan las boletas que dispone el gobierno federal", explicó a Télam una alta fuente de la Justicia porteña, donde ya dan como un hecho que en la Ciudad se votará con el mismo sistema que en el resto del país. Con la reforma política nacional frenada en el Senado por orden de varios gobernadores peronistas, este año no habrá modificaciones en el sistema de votación tradicional (lista sábana y boleta papel) y esta vez la Ciudad sufriría las consecuencias del escollo nacional.

Mientras tanto en el entorno del jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, consideraron que es inminente el anuncio de no desdoblar las elecciones locales de las nacionales; aunque hasta que no se comunique oficialmente, no está nada dicho.

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