OPINIÓN

Estadísticas laborales: bien por la Ciudad, tramposas en Nación

En la Ciudad, la contracara de los índices laborales son los porcentajes de las múltiples caídas del consumo. Es tiempo que el Gobierno abandone los mensajes autoindulgentes y escuche a la sociedad. No puede equivocarse más.

Matias Barroetaveña

El martes pasado, en el marco de la multitudinaria marcha que organizó la CGT, el Jefe de Gabinete, Marcos Peña, tuiteó lo siguiente:


https://twitter.com/marquitospena/status/839165551553495045

Allí se puede observar un cuadro extraído del informe “Situación y evolución del total de trabajadores registrados - Diciembre de 2016” del Ministerio de Trabajo nacional. Peña utiliza este cuadro para afirmar que “el número total de trabajadores registrados en el país en diciembre de 2016 fue el más alto de los últimos 4 años”. De esa manera busca desacreditar una de las principales reivindicaciones del movimiento obrero: la defensa de los puestos de trabajo frente al avance de los despidos, suspensiones y cierres de fábricas. La utilización de ese informe y de ese cuadro en particular acarrea dos problemas importantes; choca de forma directa con el relato macrista.

En primer lugar choca con la idea de “no se generó trabajo en los últimos cinco años”. Si uno observa el cuadro de Peña puede ver claramente cómo entre enero de 2012 y diciembre de 2015 (el segundo mandato de Cristina) hay una diferencia de más de un millón de trabajadores registrados. Es decir, festejan la “creación” de 80.000 puestos de trabajo en 2016 pero niegan (en realidad, no niegan, afirman todo lo contrario) el crecimiento de los últimos cuatro años.

Ponemos entre comillas “creación” ya que no hay nada que festejar en los números que presentan en el informe. Siempre según lo publicado por el MTEySS, durante 2016 43.000 asalariados del sector privado perdieron su trabajo. En paralelo, y como muestra de un mercado de trabajo en crisis con un aumento considerable de la precarización y el cuentapropismo, se “festejan” 40.000 monotributistas, 28.800 monotributistas sociales y 12.500 autónomos. Además, ese  crecimiento se explica por la incorporación a la asignación por hijo a los monotributistas que incentivó su crecimiento.  Increíble que se presenten estos resultados de manera positiva. 



En contraposición a este informe, la Dirección de Estadísticas y Censos de la Ciudad ha publicado, hace apenas una semana, un informe con un nivel de detalle y profesionalidad que debemos resaltar. De él se desprenden las siguientes conclusiones: la Ciudad de Buenos Aires tiene hoy un mayor nivel de desempleo, más trabajo no registrado y mayores índices de desigualdad geográfica.

Analicemos detenidamente el informe. Al 4º trimestre de 2016, en la Ciudad de Buenos Aires, el índice de desempleo es de 8%. Un 1,2% más que un año atrás. Hay 20.000 desempleados nuevos; 20.000 porteños que buscan trabajo y no lo consiguen. Este aumento se vincula directamente al de la tasa de actividad, la cual pasó de 55,5% a 56,1%. Este incremento significa que los salarios con los que contaban los grupos familiares ya no alcanzan, por eso mujeres y jóvenes han salido a buscar trabajo.

Del universo de aquellos que tienen trabajo, hoy hay más trabajadores no registrados. Luego de años de caída constante, este índice ha vuelto a crecer al igual que lo hizo en la década de 1990. El porcentaje de población asalariado sin descuento jubilatorio pasó de 24% a 27,1%. Hace dos años atrás era de 26%. Un claro cambio de signo. Una porción muy importante de trabajadores que dejaron de tener estabilidad, derechos y previsibilidad.

Todos estos índices ya de por sí preocupantes, se tornan dramáticos cuando se cruza la variable territorial. El último año fue muy duro para los más necesitados, para los más vulnerables. La Ciudad concentra en el sur a la mayoría de los porteños más pobres; allí es donde el desempleo golpea más fuerte, donde el trabajo no registrado es más elevado. En las comunas del sur el desempleo pasó de 10,1 a 12,9, casi tres puntos más. A su vez se amplió la brecha con el norte ya que allí la tasa es de apenas 4,5. El trabajo no registrado saltó también casi tres puntos (de 29,6% a 32,4%). En síntesis, la ciudad es hoy más desigual que hace un año.

En la Ciudad, la contracara de los índices laborales que analizamos antes son los porcentajes de las múltiples caídas del consumo (-6% en compras de alimentos en supermercados; y -17% en los demás artículos; -6,1% en restaurants y -6,6% en electrodomésticos). Es tiempo que el gobierno abandone los mensajes autoindulgentes y escuche a la sociedad. El gobierno no puede equivocarse más. O mejor dicho tiene que cambiar el modelo económico que impulsa. El martes pasado la sociedad habló claramente. Debería escucharla.   

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