UNA SEMANA MOVIDA

Un buen comienzo

El Gobierno de Larreta inició el año con subas de peajes y parquímetros. El amague con el subte a 10 pesos y la marcha atrás. El conflicto en la línea C, el ex PADELAI y las vacantes.

Werner Pertot
Si de empezar el año se trata, el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta sí que sabe cómo hacerlo. En tan sólo la primera semana, anunciaron un aumento de la tarifa del subte a 10 pesos (que luego tuvo una insólita marcha atrás). Acto seguido, informaron que los peajes porteños subirán un 50%, con cambios en las franjas horarias que lo encarecerán para los automovilistas, y que los parquímetros subirán un cien por ciento. El resto de la semana promedió entre las peleas del jefe de Gobierno con los metrodelegados por las condiciones de la obra en la línea C, el desalojo del ex PADELAI con sus habitantes reclamando por las promesas incumplidas de la Ciudad y un día de reyes en el Ministerio de Educación con madres exigiendo por la falta de vacantes para sus hijos. Lo que se dice, un buen comienzo.

La política de tarifas del Gobierno porteño me sigue resultando ecléctica: si la idea de aumentar peajes y parquímetros es desincentivar el uso del auto, entonces habría que apostar a su vez a un transporte público barato. Al contrario, el subte aumentó en estos años por encima de la inflación y, si finalmente se aprueba el aumento a 10 pesos, este año también superará la pauta autoimpuesta de inflación del 17%.

Hay dirigentes opositores, como el legislador José Cruz Campagnoli, que vienen advirtiendo del aumento del subte a 10 pesos desde el año pasado. La empresa estatal controlada por el macrismo SBASE pareció darle la razón no bien comenzó 2017: fijó una tarifa técnica de 15,80 pesos, lo que llevaría la que se paga por viaje a 10 pesos. Pero, luego, el Gobierno porteño emitió un decreto que anuló esa decisión. Lo insólito fue el argumento: dieron marcha atrás porque, de pronto, hay "nuevos datos técnicos adicionales que deben ser tenidos en cuenta por el Directorio de SBASE". La tarifa técnica se calcula con el costo dividió por los pasajeros, ¿cuál sería el nuevo dato? El auditor Facundo del Gaiso presentó un pedido de información pública en el que les preguntó precisamente eso. Del Gaiso le reclamó a SBASE que detalles esos “nuevos datos” y que explique el convenio que firmó con la Facultad de Ingeniería de la UBA no sea cosa que, cuando no les guste el cálculo de la tarifa técnica que la Auditoría General de la Ciudad les señala, recurran a esa casa de estudios. El auditor también consultó qué monto le pagarán a Ingeniería por ese servicio.

Con respecto a lo que costaba en la Autopista Illia el peaje en 2008, año en el que el PRO desembarcó en la Ciudad, el aumento porcentual hasta el presente es del 4900 por ciento. Para la 25 de Mayo y la Moreno es tan solo del 2650 por ciento.



Y si hablamos de subas, las que no tuvieron marcha atrás son las de peajes y parquímetros. La de peajes se aplicará el mes que viene, previa audiencia pública el 3 de febrero. Las alzas promedian un 50 por ciento de aumento. El incremento viene acompañado con la ampliación de las horas pico, lo que permitirá cobrar la tarifa máxima a más automovilistas. La hora pico pasa de ser de 7 a 9 a ser de 7 a 11 y a la tarde de 17 a 19 pasa a ser de 16 a 20. Con respecto a lo que costaba en la Autopista Illia el peaje en 2008, año en el que el PRO desembarcó en la Ciudad, el aumento porcentual hasta el presente es del 4900 por ciento. Para la 25 de Mayo y la Moreno es tan solo del 2650 por ciento. Ni el cálculo inflacionario más alocado alcanza esas proporciones.

Pero esto no termina acá: también aumentaron los parquímetros que, como venimos contando en esta columna, el macrismo piensa ampliar a 14 de las 15 comunas: en los próximos dos años, pasarán de los 4000 actuales a 87 mil parquímetros. En este caso, el aumento es del cien por ciento (en un año en que sostienen que la inflación será del 17%). Los parquímetros ya habían tenido una suba de 3 a 4 pesos el año pasado. Ahora costará ocho pesos la ficha.

A este golpe al bolsillo, esta semana el Gobierno porteño le sumó otra buena noticia: la línea C estará en obras todo enero y febrero y no estará habilitada la cabecera de Constitución. El inicio de las obras derivó en una protesta de los metrodelegados por las condiciones de salud e higiene que paralizó la línea por dos días. Mientras Larreta los cuestionaba, se inició otro conflicto por el desalojo del ex PADELAI, en donde piensan ubicar el Ministerio de Cultura.

El Gobierno desalojó a las familias del ex PADELAI con promesas de subsidios y de créditos blandos para que no quedaran en la calle y luego les dijo que no cumplían los requisitos.



A diferencia de lo que ocurrió en 2003, cuando fueron reprimidos, los habitantes esta vez consiguieron una salida negociada, pero el viernes ya estaban cortando la avenida Entre Ríos frente al Ministerio de Desarrollo Humano porque, según señalaban, la Ciudad no estaba cumpliendo su parte del acuerdo: el Gobierno porteño los sacó con promesas de subsidios y de créditos blandos para que no quedaran en la calle y luego les dijo que no cumplían los requisitos. Las familias que ahora quedan en la calle prueban el valor de las promesas de la gestión PRO, así como lo hicieron la semana pasada los trabajadores que desalojaron el Ministerio de Educación nacional ante el compromiso de que se abría un diálogo.

En esta primera semana a todo galope del Gobierno porteño no podía faltar una noticia sobre la Torre Trump: se confirmó que luego que le rechazaran abreviar el trámite, la torre no se construirá por el momento. Si esto responde a una cuestión local o a una decisión global del presidente electo de los Estados Unidos, es difícil saberlo.

Por último, el Día de Reyes las madres cuyos hijos de cuatro años se quedaron sin vacantes del Gobierno porteño fueron a protestar al Ministerio de Educación. La recepción que recibieron quizás debería hacer que revisen las políticas de diálogo y consenso de los funcionarios: un hombre que salió del ministerio les dijo a las madres que las “sacaría a patadas en el culo”.

El broche perfecto para la primera semana del año, en la que Larreta empieza a tener una agenda más cargada y conflictiva. El reclamo de Macri de que reprima los piquetes hace presagiar que el jefe de Gobierno se verá forzado a abandonar el perfil bajo que tuvo el año pasado.


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