UNA TRUMP TOWER EN BUENOS AIRES

El expediente secreto Trump

Con absoluto hermetismo, el Gobierno porteño le negó acceso a la prensa al expediente de la Torre Trump, que tuvo un intento de reactivación pese a que oficialmente afirman que caducó.

Werner Pertot
La torre que Donald Trump y su familia piensa construir en Buenos Aires sumió al Gobierno porteño en un profundo secretismo durante las últimas semanas. Ante las consultas de periodistas argentinos y de medios internacionales, los funcionarios macristas negaron el acceso al expediente público donde los gestores del presidente electo de los Estados Unidos habían solicitado la construcción de una megatorre en Cerrito y Bartolomé Mitre. La ubicación de la torre, de hecho, fue un secreto toda la semana hasta que el Ministerio de Desarrollo Urbano emitió un comunicado exclusivamente a través de un medio de comunicación amigo. Pese a que el Gobierno porteño sostuvo en ese comunicado que los plazos del trámite que habían iniciado en 2007 caducaron, hubo un extraño pase del expediente por la procuración porteña. Fuentes de la Ciudad indicaron que se intentó reactivar el trámite para congraciarse con Trump, pero desde jefatura de Gobierno lo niegan. Mientras tanto, el expediente público –y los detalles del proyecto- siguen sin aparecer.

Como en todo, hay dos versiones sobre cómo se gestó el diálogo entre el presidente Mauricio Macri y Trump, luego de que el Gobierno PRO diera señales durante toda la campaña de que estaba a favor de que ganara su adversaria Hillary Clinton. La primera versión pone como protagonista a la canciller Susana Malcorra y una serie de contactos con asesores de Trump que derivaron en una conversación con su yerno, el inversor inmobiliario y empresario de medios Jared Kushner. La otra versión pone en escena a uno de los integrantes del círculo íntimo de Macri: su jefe de asesores, José Torello, quien cultivó relaciones con un empresario vinculado a Trump en emprendimientos en Punta del Este, Felipe Yaryura.

Los funcionarios macristas negaron el acceso al expediente público donde los gestores del presidente electo de los Estados Unidos habían solicitado la construcción de una megatorre en Cerrito y Bartolomé Mitre.



La periodista Romina Manguel sostuvo que en la conversación entre Macri y Trump surgió el tema de la Torre Trump en Buenos Aires, una vieja aspiración del magnate devenido presidente. La posibilidad de un negocio inmobiliario privado colándose en la primera charla entre los jefes de Estado debió ser desmentida por la canciller Malcorra. Pero persistió la duda sobre si ese emprendimiento formó de alguna manera parte de las conversaciones previas para que Trump le atendiera el teléfono.

El legislador del FIT Marcelo Ramal fue uno de los primeros en cuestionar esto y señalar que si se trataba de una megatorre en el microcentro, debía pasar por la Legislatura para que se resuelva si se podía construir en altura. No obstante, a partir de que se conoció la noticia el Gobierno porteño se sumió en el más absoluto hermetismo, mientras el empresario Yaryura le aseguraba al diario La Nación que solo faltaban algunos detalles administrativos para construir la torre. Indicó que el proyecto de “Ultra Exclusive Offices” iba a demandar 100 millones de dólares, que las oficinas iban a tener 35 pisos, con cocheras y dos subsuelos. 47 mil metros cuadrados de pura Torre Trump. Yaryura dio a entender que solo faltaba algún detalle administrativo del Gobierno porteño y que iban a arrancar en junio de 2017 con la construcción. En la semana, Nueva Ciudad pudo comprobar cómo en la gestión PRO se hacían los desentendidos.

En el Gobierno porteño, en tanto, negaban el acceso al expediente que existía sobre el tema, al tiempo que era extrañamente girado a la procuración que conduce Gabriel Astarloa, para que emitiera un dictamen. Fuentes de la Ciudad deslizaron en ese momento que lo que se estaba buscando, de manera soterrada, era reactivar un expediente que había caducado para que no tuvieran que empezar de cero. “Esto se trata de una guerra de estudios de arquitectos macristas y radicales. Los de Trump fueron con el estudio de Dujovne (radical), al que le frenó el proyecto (el subsecretario de Registros, Interpretación y Catastro, Rodrigo) Cruz. Cruz está vinculado a Nicky Caputo y a Daniel Chain, a través de la empresa Roosevelt Emprendimientos Inmobiliarios”, indicó una fuente en estricto off the record. Cruz se vio involucrado en una causa junto al anterior subsecretario de Planeamiento Urbano Héctor Lostri –actual subsecretario de Producción para la Defensa- en una causa judicial por presuntas negociaciones incompatibles con la función pública: se lo acusaba a Lostri y a Cruz, que era su socio en el estudio 3S Arquitectura. La causa involucraba, además, a un funcionario de Carlos Menem: el entonces titular del Consejo del Menor y la Familia Atilio Álvarez, que entre 1995 y 1998 contrató al estudio de arquitectos de Lostri y Cruz para remodelar los institutos de menores (hoy dispositivos penales juveniles). Finalmente, la causa se cerró con una probation.

Lo que podría haber sido una interna entre estudios de arquitectos en 2007 cambió drásticamente este año con la victoria de Trump. En agosto, previo a la elección, las empresas que gestionan el emprendimiento pidieron al Gobierno porteño reactivar el proyecto. El expediente, que seguía en un letargo, tuvo una serie de movimientos a partir de las reiteradas preguntas de los periodistas que iban quedando sin respuesta.


Lo que podría haber sido una interna entre estudios de arquitectos en 2007 cambió drásticamente este año con la victoria de Trump.



El viernes el Ministerio de Desarrollo Urbano, que conduce Franco Moccia, emitió un comunicado exclusivamente para el diario La Nación en el que dio alguna información (no toda). Señaló que lo hacía por “el interés público que ha despertado la posible construcción” de la Torre Trump. En el comunicado se señala que en febrero de 2007 una empresa llamada Kubic S.A. inició el trámite, consiguió la aprobación de los planos y el permiso de obra. No obstante, como no avanzaron, los permisos caducaron a los tres años. También indicaron que en agosto de este año otra empresa, Repetto Oeste S.A., pidió reactivar el expediente, pagar los derechos de construcción y avanzar por la obra. Según el Gobierno porteño, “el pedido no fue otorgado dado que se vencieron los plazos y la solicitud caducó. Por lo tanto, no hay permiso de obra vigente para el terreno en cuestión, y los interesados deberán reiniciar los trámites desde cero”.

Una de las dudas es la altura de las torres y si el Código de Planeamiento Urbano le permite esa construcción. En el Ministerio de Desarrollo Urbano, dijeron no poder encontrar el dato de cuánto medirían las torres. Curioso que no forme parte del expediente.

La otra duda es que si el expediente había caducado, ¿para qué se lo envió a la procuración porteña? En el Ministerio de Desarrollo Urbano indicaron que “la procuración negó la reactivación del expediente y por eso sacamos un comunicado”. En cambio, en la procuración confirmaron a Nueva Ciudad que no existió ningún dictamen. “Se estaba evaluando reactivar el expediente y como vieron que no era posible, sacaron el comunicado”, señalaron cerca de Astarloa. ¿En qué quedamos?

Va a ser necesario profundizar en el entramado de empresas que comenzó a aparecer en torno a la Torre Trump. Algunos datos preliminares: la empresa Repetto Oeste S.A., que hizo las últimas gestiones, tiene como presidente a Juan Nauleau, un empresario del juego vinculado a través de una serie de sociedades con el difunto empresario Martín Juan Blaquier, sobrino de Pedro Carlos Blaquier. Martín Juan Blaquier condujo a lo largo de su vida una serie de empresas del Grupo Macri: entre otras, SIDECO, Correo Argentino S.A. y IECSA, la empresa que hoy maneja el primo presidencial Ángelo Calcaterra. Blaquier se quitó la vida este año en Punta del Este. Nauleau aparece en relación con Blaquier en la empresa Biyemas S.A., y participa en otras como Bravo Games, Casinos del Río de la Plata y Kandiko S.A., que administra bingos. ¿Qué hace un empresario del juego involucrado en medio del negocio inmobiliario de Trump? ¿Por qué el Gobierno porteño oculta el expediente? Algunas dudas que deja esta historia, llena de secretos.

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