PATIOS DE JUEGOS

Los areneros son un espacio en extinción en las plazas

El Gobierno porteño está cambiando los areneros por baldosones de goma antigolpes. Hay quienes apoyan la iniciativa y quienes la rechazan.


La clásica postal de la infancia urbana porteña podría desaparecer para siempre, ¿por qué? muchos de los areneros que existían en las plazas y parques de la ciudad fueron removidos, los primeros hace 15 años. Ahora el Gobierno porteño avanza con un nuevo plan para recuperar los espacios verdes y los patios de juegos, reemplazando los areneros por pisos de goma o de caucho antigolpes.
 
"Será el fin de un paradigma, creo que es uno de los íconos más representativos de nuestra infancia a los que como padres todavía nos seguimos aferrando", dice a La Nación Leticia Casal, madre de dos chicos, de 3 y 7 años. Y agrega: "A mis hijos, sobre todo al más chico, les gusta jugar con la arena en la plaza, pero si yo lo analizo desde una perspectiva de higiene y de seguridad para ellos, los areneros no tienen nada de positivo. Más bien son un asco".
 
Muchos padres y vecinos coinciden en la suciedad y en la posible contaminación que hoy caracterizan a los areneros porteños. En la Ciudad hay 418 patios de juegos en plazas y parques, y como parte del plan de recuperación y puesta en valor hoy se llevan adelante obras en casi 500 hectáreas de predios públicos, según indicaron a La Nación desde el Ministerio de Ambiente y Espacio Público y las 15 Comunas.
 
Además del recambio de mobiliario y la inclusión de nuevas estructuras de juegos (más modernos e integradores) se reemplazó la arena por baldosones de goma o de superficie de caucho antigolpes y antideslizantes que, también, permiten que un chico en silla de ruedas pueda transitar por allí.
 
Un estudio realizado por la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Buenos Aires detecta la presencia de un parásito denominado toxocara, que es liberado al ambiente por las heces de perros y gatos.
 
Las rejas que hoy rodean a varios de esos patios de juegos y los caniles exclusivos mitigaron esta problemática en buena parte, pero los estudios demostraron que el vallado incide en una reducción del 75% de las bacterias. Y la renovación constante de la arena es una tarea difícil para el gobierno y de alto impacto ambiental.
 
Representantes de algunas comunas advierten que los charcos que pueden formarse en los areneros, luego de una lluvia, se convierten en posibles focos de criaderos de mosquitos como el dengue.
 
"Estamos trabajando en la puesta en valor de 487 hectáreas de espacios verdes porteños. Es un gran esfuerzo y contamos con el apoyo de los vecinos para que los parques y plazas estén en buenas condiciones", dijo a La Nación Eduardo Macchiavelli, ministro de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad.
 
Y agregó: "Modernizamos nuestros parques sumando sistemas de riego automático, nuevas luminarias y juegos que integren a todos los chicos. Y estamos reemplazando los areneros por baldosones de goma antigolpes, así cuidamos a los más pequeños. Estos son más seguros, accesibles, inclusivos y fáciles de lavar. Además pueden tener distintos diseños, formas y colores".
 
Pero no todos los porteños están a favor de esta medida. Hace un mes, mediante una petición en Change.org dirigida al jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta, y al presidente de la Comuna 14, Alejandro Pérez, una mujer, madre de un niño que tiene hemofilia B severa, juntó firmas para que no se cierre el arenero de la plaza Bolivia, en la Avenida del Libertador y Olleros.
 
"Pido por favor que no saquen la arena de la plaza Bolivia, ya que en la arena él puede jugar y divertirse como cualquier otro niño sin tanto riesgo", explicó la vecina del barrio de Palermo. Desde la comuna admitieron que este tipo de pedidos no son aislados y que "hay gente que por distintos motivos no quiere que se remuevan todos los areneros. Son lugares recreativos que tienen muy buena aceptación en los chicos, pese a todas las contras que se le apuntan", contó un funcionario a La Nación.
 
Por eso, algunos patios de juegos conservarán sus areneros, aunque serán muy pocos. No es el caso de la plaza Bolivia, espacio que depende del Ministerio de Ambiente y Espacio Público, donde las obras de reemplazo de la arena por los baldosones de caucho ya se estrenaron el fin de semana pasado.
 
Un relevamiento anterior al nuevo plan de recuperación también demostraba que en algunos patios de juegos la arena no era suficiente para amortiguar las caídas. Por ejemplo, había en cantidad donde terminaba el tobogán, pero no debajo del punto más alto. Por lo cual, si un chico se caía de la escalera, lo más probable era que aterrizara sobre la superficie de cemento.

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