OPINIÓN

La crónica de la semana: de maras, Bela Lugosis y sueldos confortables

Fueron días asombros en los que todavía resuenan las notables recomendaciones del secretario de Seguridad Interior Gerardo Milman, no para cazar pokemones sino para detectar maras: hay que estar atentos a los tatuajes y los peinados excéntricos.

Sebastián Fernández

Promediamos otra semana trepidante en la que no tuvimos noticias de la lluvia de inversiones pero tampoco de la Pobreza Cero; es decir, una de cal y otra de arena. Según nuestros economistas serios, estamos mucho mejor de lo que pensamos y en eso debemos confesar que hemos dado un gran paso hacia delante: hace tan solo nueve meses esos mismos economistas serios sostenían que estábamos mucho peor de lo que creíamos. Además, en aquella época lejana, éramos víctimas de la impericia del gobierno, mientras que ahora sólo padecemos condiciones externas poco favorables. Cambiamos.

Fueron días asombros en los que todavía resuenan las notables recomendaciones del secretario de Seguridad Interior Gerardo Milman, no para cazar pokemones sino para detectar maras: hay que estar atentos a los tatuajes y los peinados excéntricos. Esas simples directivas habrían permitido arrestar a casi 50 jugadores de fútbol y otros tantos estudiantes de artes del circo. Para no ser menos que su subordinado, la ministra Bullrich apresó a un terrorista libanés que no sería libanés ni tampoco terrorista pero sí estaría apresado. Por su parte, el secretario Burzaco alertó sobre “argentinos formados en ISIS” pero luego lo desmintió. Las acechanzas del mundo son temibles y aunque por ahora el único encarcelado sea un tuitero adolescente, debemos confesar que nos sentimos más seguros. Como gesto de eficiencia, el ministerio de Seguridad prepararía un cronograma de arrestos fallidos para que podamos burlarnos de manera ordenada.

Esta semana también supimos gracias al jefe de gabinete Marcos Peña que no hay recesión, y gracias al ministro de Hacienda Alfonso Prat Gay que, además, es heredada. Es una situación similar a la de los despidos que iban a cesar y, según el ministro de Modernización (SIC) Andrés Ibarra, “no serán tantos”.

De la misma forma, para el ministro de Producción Francisco Cabrera, los empresarios no son responsables de la inflación mientras que su colega Prat Gay propone un acuerdo con esos mismos empresarios para controlarla.

En realidad, la del gobierno de Cambiemos es la famosa política de Schrödinger, es y no es a la vez.

Muchos recordamos con cierta nostalgia la época en la que las imputaciones y allanamientos al vicepresidente eran dramas morales inaceptables. Hoy eso cambió, por lo que el periodismo serio no se indignó por los allanamientos a la fundación de Gabriela Michetti ni por su imputación. Incluso una política intachable como Margarita Stolbizer explicó que no se puede comparar con las sospechas sobre el gobierno anterior. Es cierto que Michetti puede ser acusada de muchas cosas pero no de ser kirchnerista.

"Hoy estamos mucho mejor que hace un año”, concluyó Stolbizer. Consideramos que seguir negándole una subdirección de algo o un consulado es no sólo injusto sino también contrario a la meritocracia tan proclamada por el gobierno.

Por estos días también pudimos leer una solicitada firmada por las fuerzas vivas del país, exigiendo la remoción del juez Rafecas. El almirante Rojas lamentó no poder firmar el documento "por razones de público conocimiento" pero Freddy Krueger y Bela Lugosi enviaron una participación. También firmó Pilar Rahola, la ISO 9001 de la bobería reaccionaria. Lo más extraño es que la razón del pedido es el fallo del juez sobre la denuncia de Nisman, que fue ratificado por la Cámara Federal y el caso archivado por una sala de Casación. Es decir que no sólo Rafecas debería ser apartado. Algunos mal pensados sostienen que se trata de un apriete a los camaristas Ballestero y Freiler, que citaron a una audiencia para analizar el pedido de reapertura de la denuncia de Nisman, pero esos son detalles leguleyos, lo importante es que los firmantes ya tienen a la culpable y sólo reclaman un juez idóneo que la condene.
 
Para coronar la semana y en otra muestra de independencia de los medios, Carlos Pagni se enojó con Daniel Arroyo, político del Frente Renovador, por criticar las políticas del gobierno pese a haber sido nombrado en el directorio del Banco Provincia “con un sueldo confortable”. Al parecer, para el célebre columnista, un puesto de director de un banco estatal debería canjearse por silencio.

Todo lo que quieran, pero ya no le tenemos miedo al censista. 

COMENTARIOS