UN CASO AUN SIN RESOLVER

Dakar-Buenos Aires: La muerte de Massar Ba

Fue uno de los dirigentes más comprometidos en la lucha contra la discriminación y en la denuncia de la Policía Metropolitana y terminó muerto en circunstancias que la investigación judicial no parece dirigida a esclarecer.


Massar Ba fue de los primeros en llegar a Buenos Aires, en 1995. Estudió en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Paso por una innumerable cantidad de trabajos, así como participó de diversas agrupaciones (Xangó, Daira, Todos por Mandela). “Massar era un compañero de lucha, que venía denunciando el racismo de la Policía Metropolitana. Era un claro organizador de la comunidad. Su muerte, su asesinato, para nosotros es indignante y nos llena de tristeza y de alarma. Pasaron cuatro meses de su asesinato y no sabemos nada. Es increíble el racismo institucional”, indica Carlos Álvarez Nazareno, de la Agrupación Xangó. “Apoyaba a los africanos. Corría a las tres de la mañana si un negro está enfermo para ver como estaba. Donde había una marcha, él estaba adelante. Cuando te veía mal, aunque no tenía o no podía ayudarte, trataba de buscar la forma para ayudarte. Era una persona que está dentro del corazón de todos los africanos”, afirmó Abdulai.

Massar Ba había participado de las movilizaciones contra los allanamientos violentos del año pasado. Él mismo había sufrido un desalojo violento por parte de la policía el 4 de febrero de este año. Estaba viviendo en un hotel. Tenía 45 años. Apareció agonizando en México y San José, en el barrio de San Cristóbal, el 7 de marzo. Tenía una fractura expuesta de cadera, pese a lo cual el informe policial asentaría que lo encontraron “sin lesión”. Una persona lo auxilió y llamó al 911. Moriría pocos días después, luego de dos operaciones para intentar salvarlo. El accionar de la policía de la comisaría 6°, desde el comienzo, fue de negligente para abajo. “Hay una grabación de la llamada al 911 donde Massar dice: ‘Auxilio, me quieren matar’. La policía encuentra un cuerpo todo golpeado y no son capaces ni de vallar la zona para averiguar cómo llegó ese cuerpo ahí. Había cámaras en distintos lugares y los propios integrantes de la comunidad tuvieron que ir y decir podemos pedir la cámara de allá, de acá, porque la policía no había investigado nada”, indicó Álvarez Nazareno.

La denuncia penal la hicieron desde el hospital Ramos Mejía después de su muerte. Cayó en la comisaría 8°.  La causa está en manos del fiscal Justo Rovira y del juez Daniel Rappa, el mismo que falló a favor del policía de la Metropolitana en el caso del gatillo fácil contra Lucas Cabello en La Boca. La Asociación de Residentes Senegaleses intentó presentarse como querellante, pero el magistrado se los rechazó. Apelaron y la cámara también rechazó la posibilidad de que accedan a la causa. Con el patrocinio del defensor general adjunto, Luis Duacastella Arbizu, ahora están apelando a Casación. “Vamos a seguir hasta donde haga falta”, indicó “Moustafá” Sene.

¿Qué es lo poco que se sabe hasta ahora? Massar Ba salió ese día a ver el partido de Boca y luego sus amigos le perdieron el rastro. Luego comprobarían que su celular y sus pertenencias estaban en el hotel donde vivía, tras el desalojo. El material de la cámara de seguridad que está frente a donde fue hallado puede ser vital para encontrar a los responsables. Es una cámara que se activa por movimiento. Lo muestra a Massar entrando a un lugar, que -luego se supo- funcionaba como un prostíbulo. La siguiente vez que se lo ve está ya en el piso. La autopsia indicó que las fracturas son compatibles con la caída del balcón del edificio al que entró. Al no haber heridas defensivas en las manos o brazos, esto indica que estaba inconsciente y fortalece la posibilidad de un homicidio. Todavía no está el resultado del informe toxicológico.

En la causa, además, se presentó “espontáneamente” el padre de una joven que dijo que ella se prostituía y que tuvo un inconveniente con un hombre negro, que dijo que veía sombras y se tiró por un balcón. No obstante, la autopsia indicó que no puso las manos al caer, algo que una persona que se arroja hace por reflejo. El fiscal pidió la detención de la joven, pero el juez se la denegó. La causa está parada mientras se resuelve la apelación. Hasta ahora, quienes buscan justicia por Massar no tienen acceso al expediente.  Si se comprobara que hubo encubrimiento policial al prostíbulo, podrían intervenir otras agencias del Estado, como la Procuvin.

En tanto, el juez puso todas las trabas posibles para poder enterrar a Massar Ba en Senegal. “Moustafá” Sené consiguió una carta de su madre pidiendo que le dejaran enterrar a su hijo. Finalmente, en junio, Sené viajó y estuvo en el entierro. Trajo una carta de la familia, que conlleva un mandato: encontrar a los responsables de su muerte.

El caso de Massar Ba tiene un antecedente: en 1996 murió José Delfín Acosta Martínez, un uruguayo afrodescendiente de 32 años, que fue detenido por la policía en Congreso, cuando salía de bailar de un boliche. Se lo llevaron a la comisaría 5°, donde el comisario Luis Fernández aseguró que se mató golpeándose la cabeza contra el piso. Su familia pudo comprobar que tenía una cantidad de golpes que no podían ser autoinflingidos. El juez Raúl Irigoyen archivó la causa en dos semanas. Hoy el caso está ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).  

COMENTARIOS